Visión juvenil

Por: Redacción

El buen funcionamiento de una sociedad, y su prosperidad están íntimamente relacionadas con un buen Gobierno que lleve las riendas, el cual se debe identificar por cumplir con, por lo menos las 8 características principales de un buen Gobierno: participación, legalidad, transparencia, responsabilidad, consenso, equidad, eficacia, eficiencia y sensibilidad, así como también, de la correcta articulación entre los actores que forman parte del proceso de gobernanza pública, entre los que se encuentra el propio Gobierno y las fuerzas armadas, pero también, la llamada sociedad civil, integrada por empresarios, trabajadores, sindicatos, campesinos, líderes religiosos, entre muchos otros que habrán de darle forma a este proceso integral.

En la actualidad se vive en México una severa crisis de gobernanza representada por un nuevo estilo de gobiernos “cancerígenos” que predominan a nivel local, los cuales se caracterizan por su sigiles para sacarle la vuelta a los problemas, lo cual provoca que se le complique a la comunidad darse cuenta de que tienen un mal Gobierno, en el sentido que, dichos gobiernos se dedican a esconderse detrás de un escritorio y, a base de diferentes compensaciones y mecanismos se avocan a callar cualquier tipo de crítica y señalamiento en su contra, lo que los hace parecer como un buen Gobierno, cuando la realidad es que los arropa un profundo marasmo ejecutivo que poco a poco dinamita el desarrollo de su localidad sin que sus integrantes logren notarlo.

Hoy en día la democracia mexicana y el sistema actual no cuentan con los suficientes incentivos para que los gobernantes salgan de la comodidad de la burocracia y hagan frente a las problemáticas a las cuales se enfrentan sus gobernados.

Por otra parte, vemos cómo los mandatarios que llegan a ejercer el servicio público y salen a dar la cara, se ven vapuleados por la opinión pública y como resultado se ven mal calificados, lo que provoca que sean cada vez más los gobernantes que optan por vivir dentro de la burbuja de la inactividad, en lugar de dar la cara y afrontar las consecuencias.

Sin duda, una de las primicias más prácticas del servicio público es: “al Gobierno se llega a gobernar, a tomar decisiones” con la cual, no puedo estar más que de acuerdo, no podemos caer en la delicada situación de tomar decisiones a la deriva de la popularidad. Es urgente que los gobernantes salgan de su burbuja y comiencen a trabajar por lo que se les eligió, Gobernar, y tomar decisiones necesarias, por más difíciles que estas sean.

Para que esto suceda, es necesario que la sociedad civil comience a exigir respuestas y, sobre todo, resultados a sus gobernantes.

“Por detestables que sean los gobernantes, nunca son peores que cuando no gobiernan.” -José Ingenieros.

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