Un problema de siempre

Navojoa y patios del tren

Por: Gerardo Armenta

En Navojoa hay un problema de siempre, por decirlo así. O de casi siempre, para que la frase no se advierta tan exagerada. Es el que tiene que ver con la ubicación de los patios del Ferrocarril. Por sobre las razones que se quieran invocar, ese sitio está en una parte muy céntrica de la ciudad. Y, por lo que es posible inferir, allí seguirá por los siglos de los siglos y, con quebrada, hasta el mismo día del Juicio Final.

El tema de los patios del Ferrocarril sale a relucir en el ámbito navojoense con una frecuencia inusitada. Aquí mismo, en este lugar periodístico de observación, con frecuencia ha sido necesario ocuparse del tema una y otra vez. Hoy es preciso abordarlo de nuevo a partir de una información reciente publicada en DIARIO DEL MAYO, en la que vecinos del sector oriente de la ciudad reiteraron quejas e incomodidades por el funcionamiento de los patios del Ferrocarril.

Como es posible inferirlo a la luz del contexto de esta historia, tales quejas y molestias de vecinos no son de hoy, sino todo lo contrario. Esto significa que se han venido acumulando al paso del tiempo, en lo que ha sido (y es) un abusivo estado de cosas de carácter público contra el que hasta ahora no se ha podido (ni pretendido) hacer nada. No es posible llegar a ninguna otra clase de conclusión que finiquite este asunto.

Las molestias y trastornos existenciales para la población siguen generándose cotidianamente, sólo porque los patios del Ferrocarril históricamente no han podido ser removidos del lugar donde están y que, por lo visto, seguirán allí en alegre y feliz decisión perpetua o eterna. ¿Realmente nadie podrá hacer nada para evitar esa insana y peligrosa realidad citadina? La verdad es que ya va siendo hora que se advierta alguna voluntad oficial o gubernamental para asumir la corrección de esta tremenda anomalía urbana existente en Navojoa. Los años pasan (diría la canción) y todo sigue igual al respecto.

Aunque lo anterior no es del todo rigurosamente cierto en lo que concierne a percepción de la ciudadanía, la que ha visto que, con el paso de los años, de una u otra forma se complica la existencia al acercarse al sector de la ciudad enclavado entre las avenidas Allende y Abasolo. Allí, en esas avenidas, es donde están los dos cruceros que llevan propiamente a la parte oriental navojoense. ¿Es posible imaginar lo que ocurre cuando el tren pasa por allí en las denominadas horas pico del día o cuando se detiene? Es entonces cuando en Navojoa se produce como "por arte de magia" una especie de estacionamiento vehicular gigantesco con el recordatorio no muy gentil de progenitoras al por mayor.

En un contexto citadino como el que se describe, ocurren hechos verdaderamente increíbles que llevan a preguntar cómo y por qué es posible que se permita su concreción. Asómbrese: bajita la mano, a veces hasta seis veces al día, principalmente en las llamadas "horas pico" del día, se interrumpe el paso vehicular y peatonal en los cruceros de las avenidas Allende y Abasolo. ¿No hay ninguna clase de autoridad con la mínima capacidad para evitar esta barbaridad que sin duda debe afectar el ritmo existencial diario de los navojoenses?  La respuesta a la pregunta es muy simple: No, no hay nadie que evite esa agresión que parecería sacada de una película con trama demencial. Ni siquiera El Chapulín Colorado, cada vez más recordado en su indebida ausencia.

Si alguien se remite a la primera línea de este apunte, encontrará una afirmación en cuanto a que en Navojoa hay un problema de siempre. Sin embargo, en rigor numérico o ambiental no debe ser del todo así. Porque en realidad el problema aquí descrito lo sufre Navojoa desde hace 50 años. De todas formas, a querer y no, 50 años representan toda una vida, por más que hoy se quiera encubrir el paso del tiempo personal con toda clase de argucias o falacias inútiles.

Pero esa es harina de otro costal. El asunto que se discute hoy por hoy, y que amerita una tajante medida que lo racionalice, es el que tiene que ver con la salida o reubicación de los patios del Ferrocarril en Navojoa. Tal es uno de los más serios problemas urbanos (y hasta de imagen) que hoy por hoy sufre una ciudad como la Perla del Mayo. ¿Cuándo cambiará esta situación? La pregunta no es ociosa...

armentabalderramagerardo@gmail.com