Un poco de mistagogía litúrgica

Todos los creyentes estamos llamados a ser mistagogos, sea en una formación dentro de las estructuras propias de las parroquias

Por: Saúl Portillo Aranguré

La presente columna pretende ofrecer elementos de reflexión dirigido principalmente para católicos que quieran mejorar su relación personal con Jesucristo, en la iglesia católica, buscando incrementa la devoción y fervor en el culto bimilenario de la iglesia, el foco de atención no está en el pecado de los que somos parte dela iglesia, sean curas, obispos, religiosos o laicos; eso no genera ni fe ni esperanza en un mundo que el amor pareciera que se enfría, ya lo había profetizado Jesús, "Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos, pero el que persevere hasta el fin, se salvará." (Mateo 24,12-13).

Por lo tanto, no es mirar la miseria la que nos lleva a una auténtica cardiomorfósis (cambio de corazón), sino mirando al misericordioso, que en la experiencia del amor que nos tiene, genera la esperanza que la nuestra vida puede cambiar, mejorar la visión del presente y futuro. No se niega la miseria, se acepta, se asume y desde Dios, se redime, ya lo decía san Agustín en el siglo IV, "lo que no es asumido no es redimido, en una enseñanza sobre la encarnación del hijo de Dios como camino necesario para la salvación del género humano.

¿QUÉ ES LA LITURGIA Y CUÁL ES SU OBJETIVO?

La celebración litúrgica es un conjunto de gestos, palabras y objetos que tienen la función de evocar y actualizar el acontecimiento salvífico que congrega a la asamblea. La palabra que se anuncia se realiza sacramentalmente.

La liturgia, que etimológicamente significa "obra del pueblo", permite que el pueblo de Dios, celebrando el misterio de Cristo, participe en la obra de Dios y, en él, Cristo continúe la obra de la salvación.

Es cierto que nuestras comunidades parroquiales carecen de mucha cultura litúrgica, que hace mucha falta que nuestros queridos sacerdotes tengan el tiempo de sentarse a formar no solo a los servidores del altar, sino a la comunidad parroquial, si hay algunos que lo hacen, pero para avivar la emoción, el fervor, se requiere de una catequesis mistagógica como en los primeros siglos de la iglesia.

CATEQUESIS MISTAGÓGICA 

La arquidiócesis de Burgos, en España, como muchas otras diócesis, y en nuestra diócesis, en el nuevo modelo de la catequesis en este proceso de iniciación a la viga cristiana, nos enseña que, la catequesis mistagógica es una forma de enseñanza que ayuda a los recién bautizados a conocer los misterios del cristianismo. La palabra "mistagogo" viene del griego mys- tagogeín, que significa "iniciar en los misterios".

Todos los creyentes estamos llamados a ser mistagogos, sea en una formación dentro de las estructuras propias de las parroquias, donde haya formación, en los movimientos laicales o las escuelas oficiales de formación de laicos sea para el servicio del altar o en la misión de la evangelización y catequesis.

Una vez que entramos en el camino del misterio que celebramos en la santa Misa, podemos no solo disfrutar la estructura propia de la liturgia de la misa, sino en entrar al corazón mismo de Jesús, que lo muestra con su ternura y amor, que es el único medio para que su gracia ejerza lo que nuestra voluntad no puede lograr por un solo deseo, decreto; si requiere la disposición del corazón para que su gracia actué en nuestro camino de sanación, liberación y conversión del corazón; lo decía santa Teresa de Calcuta, "el primer paso para ser santo es, querer serlo." Entendiendo que santidad no es perfección es saberse amados y escogidos para un proyecto de vida eterna, que inicia en esta vida y no termina en nunca, pues la eternidad no tiene fin, llamados todos al cielo y no a la condenación eterna del infierno de quienes creen que Dios no existe o que los bienes mayores son el dinero, el placer, el tener por encima del ser, el amor, el perdón, la generosidad, etc.

El posmodernismo nos ha llevado a enredar o engañar que la felicidad es el camino del egoísmo, que se ha convertido en egocentrismos y peor aún en egolatría, que convierte a los bienes temporales en ídolos que ocupan el centro de la vida, que es el lugar de Dios.

"Mi pueblo perece por falta de conocimiento." Profeta Oseas capítulo 4, versículo 6 (Biblia)

No es mi idea denunciar la ignorancia de nuestras iglesias locales, sino promover la invitación a conocer el misterio de Dios en la liturgia, en la sagrada escritura o biblia, de la tradición apostólica que el magisterio está al servicio de la verdad, la justica, la paz y la caridad sin ficción, por eso también está el camino de la lectura de libros de santos, del catecismo de la iglesia católica y sobre todo, de leer, meditar y orar la biblia, con la fe de que es Palabra de Dios, inspirada por Dios Espíritu Santo a una gran cantidad de escritores llamados hagiógrafos.

 "El temor de Dios es la Sabiduría, y apartarse del mal, la Inteligencia". (Job 28,28), entendiendo que el temor de Dios como don del Espíritu Santo, es un santo temor, que movido desde el amor, teme ofender a quien ama, lastimar con acciones y palabras a quien solo ha dado lo bueno, hablando con la verdad, ofreciendo su propia vida para salvación en la cruz del calvario, de Dios que es amor, no procede el mal, el castigo o asignarle la responsabilidad de lo que es consecuencia del pecado personal, de terceros o lo que se llama el pecado social, movido por corrientes de pensamientos que no busca la Verdad con "V" mayúscula, sino una verdad, con "v" minúscula que es relativista, que termina generando estilos de vida "sincretista", es decir mezcla a su antojo elementos de diferentes religiones y culturas, degradando la fe católica a un simple sistemas de creencias que roba elementos del budismo, del cristianismo, de la meditación trascendental etc., para buscar lo que le convenga según su estado de ánimo interior, que en estos tiempos urge mucho más, por tanto estrés, estados de angustia, de depresión, ansiedad y de profunda tristeza. Y lo peor del caso que este sincretismo o nueva era como se le llamó en décadas pasadas, solo lleva a un callejón sin salida.

La verdadera religiosidad.

La carta del apóstol Santiago, capítulo 1, versículos del 26 y 27 dice: "Si alguien cree que es un hombre religioso, pero no domina su lengua, se engaña a sí mismo y su religiosidad es vacía. La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en no contaminarse con el mundo."

Destaco primero, el "sin mancha" que consiste en definirse perfectamente por una religión y no andar haciendo licuado de sistemas de filosofías y creencias, sino mantener la pureza doctrinal, presuponiendo que no falta nada para alcanzar la salvación.

Segundo en el centro del cristianismo, que el papa Francisco en estos años ha sido muy insistente es que la caridad, el amor a los necesitados, la opción preferencial por los pobres es la esencia de nuestra doctrina, la fe sin obras es fe muerta, el mismo apóstol Santiago lo afirma en versículos más adelante en su carta, la fe se debe traducir en obras, acciones, en servicio; sino amamos ayudando al próximo, incluso dejándonos ayudar que también es una obra de misericordia de las catorce que nos enseña la iglesia, en la lista de las espirituales y materiales.

Tercero, la recomendación es "no contaminarse con el mundo", se refiere a las corrientes de pensamiento mundanas, que tiene que ver con un pensamiento sin Dios, antropocéntrico, egoísta y hasta destructivo del medio ambiente; la fe católica pretende hacer lo de su Señor y Maestro, amar, servir y rescatar de la vida sin sentido, sin amor, egoísta que solo promueve el placer, la fama y el tener como camino de felicidad en esta vida, que es finita.

"Señor Jesús, concédenos la gracia de descubrir la belleza de la liturgia, de conocer a fondo el sentido y significado de la oración por excelencia que tiene la iglesia, donde te haces presente en el sacramento, donde te nos das como un acto de amor misericordioso, que puedes reestablecer los valores perdidos de la sociedad. Te encomendamos a la Familia, a los jóvenes, a los niños, tan asediados por las redes sociales con sus antivalores y ese afán de distraer, divertir y perder tiempo en lo virtual, perdiéndose de la convivencia real, con los cercanos, con la naturaleza y los deberes diarios que dignifican al ser humano como lo es en esencia el trabajo."

Como san Pablo pido que, al leer este artículo, "Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo." Filipenses 1,2

saulportillo@hotmail.com