Ucrania

La amenaza de este conflicto bélico ya ha tenido repercusiones en la economía, pero de hacerse realidad, 2022 podría pasar de ser un año difícil

Por: Moisés Gómez Reyna

Desde hace semanas ha crecido de manera notable la tensión entre Estados Unidos y Rusia, por una eventual invasión de este último a Ucrania. Para algunos, incluso la guerra en Europa parece inminente.

La sola amenaza de este conflicto bélico ya ha tenido repercusiones en la economía, pero de hacerse realidad, entonces 2022 podría pasar de ser un año difícil a un año malo, sobre todo para el bolsillo de las familias.

Aunque es una posible guerra a miles de kilómetros, como sabemos hoy en día la economía mundial y los mercados financieros están interconectados, por lo que un conflicto de gran escala tendría sin duda fuertes consecuencias.

Entre estas repercusiones estarían: un mayor aumento en el costo de vida, ya de por sí cara con la alta inflación vivida en 2021; se inhibiría la inversión; y en el peor de los casos, podría llevar a profundizar la recesión técnica que experimentó el país en la segunda mitad del año pasado.

Un primer efecto de una eventual invasión y guerra en Ucrania sería el aumento en los precios de las gasolinas. En las últimas semanas, los precios del petróleo subieron a niveles no vistos desde 2014, debido a que se podría descarrilar el suministro energético de Rusia.

Hace unos años el aumento en los petroprecios sería visto como positivo para nuestro país, pero hoy es algo negativo, ya que la producción petrolera mexicana ha caído alrededor de 50% los últimos 15 años.

Por lo tanto, lo que se ganaría mediante la exportación de crudo, se perdería seguramente en tratar de subsidiar los precios de los energéticos, si es que se desea que no aumenten de golpe y de forma desproporcionada.

Así, por ejemplo, el Gobierno Federal tendría que cobrar menos Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) por cada litro de gasolina que se venda, y por lo tanto caería su recaudación.

Además, este mecanismo tiene su límite y, en caso de que se disparen los precios del petróleo a niveles récord, esto no podría evitar un incremento de las gasolinas, aunque se cobre cero pesos de IEPS, lo que lesionaría fuertemente el bolsillo de la clase media.

JP Morgan advirtió que, si se interrumpe cualquier flujo de petróleo ruso por la crisis, los precios del crudo podrían llegar "fácilmente" a 120 dólares por barril. En caso de que las exportaciones rusas se reduzcan a la mitad, entonces los petroprecios se dispararían a 150 dólares el barril.

Pero una eventual guerra en Ucrania no solo haría subir los precios en las gasolinas, sino que también habría alzas en el precio del gas y presionaría los costos de la electricidad. Vale la pena recordar que más de dos terceras partes de la electricidad que produce CFE proviene de combustibles fósiles.

En este caso, el Gobierno Federal también tendría que elevar el subsidio a la electricidad, en caso de que quiera moderar o contener los incrementos para los usuarios industriales y domésticos.

Estas escaladas en los energéticos, seguramente traería niveles de inflación superiores al 10%, algo no visto en nuestro país en más de dos décadas.

Además de la energía, otras materias primas también podrían experimentar volatilidad en sus precios, debido a que Rusia es un gran productor de metales, como el aluminio y también es el mayor exportador de trigo. Mientras que Ucrania es un importante exportador de trigo y maíz.

Un conflicto entre Rusia y Ucrania amenazaría con desacelerar la economía de Estados Unidos al empeorar la inflación y aumentar la incertidumbre. Y como ya sabemos, cuando a Estados Unidos le da gripa a nosotros nos da pulmonía.

Solamente queda la esperanza de que no haya una invasión, porque como vemos, los efectos serían muy difíciles de sobrellevar, especialmente después de la reciente crisis económica provocada por el covid en 2020.

Twitter: @gomezreyna