En Sonora no se cantan mal las rancheras
Por: Francisco González Bolón
Amparados en un gobierno federal incompetente e indolente, en Sonora no se cantan mal las rancheras y, por ejemplo, las agencias del Registro Civil, sobre todo en comunidades rurales, desconocen todo acerca de que están en un régimen de transformación.
Pero no. Ahí los servidores públicos argumentan casi todos los días que no tienen “sistema” o que están en la presentación de un informe a Hermosillo y por eso no se pueden detener para atender bien a los usuarios.
Eso sí, el plazo para presentar un acta de defunción, sigue corriendo y a las otras dependencias poco les importa si el sistema se cayó o si la muchacha del Registro Civil salió “al lunch” y no puede imprimir un documento.
Anunciaron con mucho bombo y platillo que por fin Sonora estaba con la transformación, pero aquí lo único que ha cambiado es el partido en el gobierno porque el resto de la cosa pública permanece intacto, sin avances y, eso sí, con mucha corrupción.
Hay testimonios, por otro lado, en el sentido de que agentes del Ministerio Público se niegan a entregar documentos o equipos relativos a una escena del crimen pero que tiene todos sus requisitos en regla.
Quieren provocar que las familias de las víctimas, de por sí ya con el dolor a cuestas, se cansen y ofrezcan alguna cantidad para regresarles el bien o bien algunos de los funcionarios le echó el ojo y quiere quedarse con la propiedad.
Así se las gastan, es algo natural para ellos el lucrar con el dolor ajeno, cuentan algunos abogados a los cuales les ha tocado sufrir las de Caín para recuperar bien alguno.
Hay quienes sí acceden a los caprichos de los dizque servidores públicos, sobre todo cuando traen maldad detrás y no quieren se siga indagando, pero las familias que nada deben sí luchan por el patrimonio que con sortilegios legaloides les quieren birlar desde la vía institucional.
Otros gobiernos, como el de Cajeme, ahora quieren cobrar hasta porque se organicen manifestaciones. Ahora que los de izquierda están en el poder olvidan que su fuerte en las protestas eran precisamente las movilizaciones.
Saben que si se cobra lo que es un derecho a expresar públicamente el hartazgo contra los modos de gobernar, muchos van a desistir porque lo que tienen abundantemente para defenderse es su libertad de expresión, pero carecen de recursos.
Ya nos imaginamos más o menos de quién partió la idea de cobrar por los boteos o por las marchas y hasta los eventos culturales, pero ojalá y el único que le entiende a la política en ese Ayuntamiento, el alcalde Javier Lamarque Cano, observe con detenimiento ese punto para que sus “asesores” no lo metan en más problemas.
Si en verdad quieren llevar adelante su transformación, pues que comiencen por explicar si se trata de mejorar o de retroceder porque eso de atentar contra las libertades de asociación o manifestación, pues como que huele a autoritarismo.
Cajeme y el país necesita una verdadera transformación, estamos de acuerdo, pero no una de papel, que solo en el discurso funciona pero en los hechos nos devuelve a épocas que se suponía ya pasadas para la sociedad.
O avanzamos o el país se queda en el limbo de la mediocridad.
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