Crisis existente en el campo
Por: Gerardo Armenta
Los de hoy, sin duda, no son tiempos benévolos. Más que dramática o histriónica, tal expresión pone de manifiesto realidades actuales que no pueden ser ignoradas o desmentidas. Citemos un hecho al respecto, entre muchísimos que podrían ser invocados con eminente origen en el sur de la Entidad.
En el campo, sin duda, hay actualmente una crisis, según reconocen propios y extraños. Pues bien: como indeseable efecto de tal estado de cosas, se tiene certeza de que, por ejemplo, la migración de jóvenes de la Zona Fuerte-Mayo a Arizona, Texas y otras partes de Estados Unidos, está incrementándose precisamente por esa situación y la falta de apoyos del Gobierno.
La que se detalla bien puede ser un poco la historia de siempre, pero con los gravosos añadidos de una época como la de hoy. En este sentido, una descripción como la que vendrá a continuación termina por redondear la cuestión: Muchos trabajadores, cuyo número no es posible precisar, se han ido a buscar oportunidades en diferentes trabajos. Incluso regresan a México con permiso y de vuelta se llevan a amigos y familiares.
El comentario anterior fue suscrito por Noé López Gastélum, líder productor de la Zona Fuerte-Mayo, quien también ofreció datos sobre la situación actual del quehacer agrícola que se ejerce en ese lugar. Un primer dato al respecto no faculta para el optimismo de quienes sufren sus gravosas consecuencias. En esa área geográfica hay 32 ejidos correspondientes a Huatabampo, Navojoa y Álamos, en los que prácticamente esta vez no se hizo labor de siembra por falta de agua. Vale repetirlo: se trata de 32 ejidos.
En tiempos de normalidad, allí se cultivan 23 mil hectáreas cada año. En este ciclo sólo se atendieron 4 mil hectáreas. Obviamente cientos de jornaleros se quedaron sin trabajo, lo que se tradujo en problemas para sus familias. Un dato más resulta útil para terminar de asimilar la gravedad de la situación de que se habla: el 90 por ciento de la población de la Zona Fuerte-Mayo vive de labores como la agricultura y la ganadería, aunque más de la primera que de la segunda. Si esto es así, como sin duda es, entonces la falta de lluvias terminó por agravar la situación.
No hay mayor exageración en los datos ofrecidos por Noé López Gastélum. Pero extendiendo un poco más el alcance de sus comentarios, el líder productor de la Zona Fuerte-Mayo dijo igualmente que, además, ya ha quedado muy claro que "al Gobierno no le interesa el campo". Describió que "nuestra gente" se va al otro lado, lo que no es lo ideal, ya que deberían quedarse en Sonora y en México. "Pero pues le tienen que buscar a la vida, se entiende y se comprende", definió.
Hoy en día, ciertamente, quizá más que en otras épocas o circunstancias, hay que buscarle a la vida con un ahínco más esforzado y sostenido en todos los órdenes existenciales. Sin embargo, el propio que tiene ver con el quehacer en el campo, se complica todavía muchísimo más porque depende esencialmente de circunstancias que son propias de la naturaleza y no decisivamente de la acción humana.
No en balde, entonces, hoy por hoy se ha dificultado la situación existente en el campo. Aquí en este mismo espacio se han comentado las vicisitudes y las perspectivas que actualmente singularizan las faenas agrícolas. Éstas se llevan a cabo con grandes complicaciones de por medio y en ocasiones bajo un presente y futuro inciertos y hasta ominosos.
El turno le llegó por lo visto a la Zona Fuerte-Mayo, en su tiempo un territorio agrícola dotado de una gran fortaleza productiva, la que, por lo visto, en estas alturas forma parte de la historia propia. Tampoco allí es una buena noticia el agravamiento de su crisis agrícola. Pero los hechos son los hechos y en lo inmediato así hay que asumirlos, porque de nada serviría rodearlos de una coloración optimista o prometedora de la que evidentemente carecen hoy por hoy.
Cabe a esperanza de que en lo general los hechos que tienen que ver con la agricultura resulten más eficientes y prometedores. Pero no parece que haya señales oficiales en esa dirección, sino quizá, al contrario, lo que por supuesto no deja de ser paradójico y hasta en verdad incomprensible.
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