Y abejas en Etchojoa
Por: Gerardo Armenta
Tiburones merodean de nuevo en aguas de Yavaros. En Etchojoa las abejas atacan una vez más. Allí mismo, en la carretera con Navojoa, se aclaró el sentido de una tala de árboles que no debió realizarse. Integrantes de comunidades ejidales preparan protestas por la falta de apoyos oficiales contra la sequía. Pero no todo en la vida pueden ser problemas: anuncian el primer festival de la paella.
Uno revisa los hechos públicos cotidianos y, para ser francos, se encuentra un poco de todo. Quizá con alguna preeminencia de sucesos que llaman la atención por la crudeza de sus características. A eso, con toda franqueza, no se le puede llamar amarillismo o cosa parecida. Simplemente suele tratarse de tramas que forman parte de una rutina existencial que forma parte de la realidad cotidiana.
Otra cosa, empero, es la explotación desmedida o abusiva de la llamada nota roja, que no es más que la exacerbación de los sucesos usual o periodísticamente conocidos como hechos de sangre o policiacos. En un país como el nuestro llegó a existir toda una briosa cultura al respecto. Recuérdese, por ejemplo, el impresionante éxito editorial de revistas como las célebres ¡Alarma! y Alerta, cuyos tirajes semanales (número de ejemplares) alcanzaban millones de ejemplares en los años sesenta y setenta. La primera de esas publicaciones llegó a representar todo un caso entre psicológico, sociológico o simplemente cultural en el contexto mexicano.
Hoy no se tiene editorialmente nada parecido al respecto. En todo caso, si existe alguna revista o publicación como las mencionadas anteriormente, uno confiesa con toda humildad profesional que no conoce ninguna. La verdad es que, por ejemplo, ¡Alarma! se pasaba del límite con la crudeza de sus informaciones. Pero al final no dejaban de ser hechos que rigurosamente habían ocurrido, quizá exagerados o dramatizados con singulares encabezados.
En tiempos como los que corren, el renovado avistamiento de tiburones en las inmediaciones del puerto de Yavaros, se asume más como un hecho de temor o cuidado que propio de alguna forma de amarillismo periodístico. Es preciso y obligatorio para los medios informar al respecto con toda ecuanimidad para evitar que cunda el pánico, lo cual se ha cumplido en el sur de la entidad. La verdad es que se trata de hechos reales que matizaron su temeroso significado desde una mítica película, si bien la realidad propia nunca dejará de ser tal, por más cintas o novelas que salgan al mercado con sus relatos a menudo de ficción.
El caso de las abejas y su ataque con picaduras a personas, podría también formar parte de la imaginación literaria, de no ser porque suele ser un hecho real que se consuma con cierta frecuencia. En Etchojoa tienen constancias al respecto. Es así porque los ataques (es propia la denominación) de que se habla no han disminuido en ese lugar a pesar de las bajas temperaturas existentes hoy por hoy. A menudo se cree que el frío inhibe la belicosidad de las abejas. No es así por lo visto. Prueba de ello es que en el ámbito etchojoense se producen por lo menos 10 reportes diarios de agresiones de esa singular y dolorosa naturaleza.
Por otra parte, un grupo de ecologistas formuló una denuncia sobre la deforestación de árboles a un lado de la carretera Etchojoa Navojoa. El problema fue denunciado originalmente por habitantes de La Vasconia y Mochipaco. El asunto, como cabría asumirlo, no presentaba muchas dificultades de comprensión. Los árboles obstruían la visibilidad de los automovilistas que circulaban por la carretera. Esta circunstancia fue causa de muchos accidentes.
Las autoridades municipales de Etchojoa tomaron cartas en el problema. Se quitaron árboles y se pusieron otros cuya plantación no entraña ninguna complicación para nadie. Aunque al parecer sí la habrá. Por ejemplo, los árboles talados no requieren agua, en tanto que sí la necesitan los que fueron puestos en su lugar. Hay aquí una trama con aristas interesantes que valdría la pena examinar con mayor detenimiento.
Mientras tanto, ejidatarios de Pueblo Mayo y Bacame, comunidades ubicadas al norte de Navojoa, ejercerán pronto una serie de protestas por la carencia de apoyo gubernamental ante el problema de la sequía. Llevarán a cabo diversas movilizaciones con ese propósito. Los ejidatarios dijeron que no han tenido la ayuda económica de las autoridades. Su difícil situación se debe a que no rentarán las tierras por falta de siembras. El problema se advierte serio.
Una nota gratificante puede ser la que sigue: el domingo ocho de diciembre tendrá lugar la primera edición del Festival de la Paella Káak Kuyé en Navojoa. Este es un evento organizado por Bachoco. Su tono es rigurosamente familiar.
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