Por: Moisés Gómez Reyna
La pandemia sin duda transformó el mercado laboral en México y el mundo, y es probable que muchos de sus efectos hayan llegado para quedarse.
Antes del Covid-19, cerca de 260 millones de trabajadores no acudían a un centro laboral, es decir, hacían su trabajo a distancia. De acuerdo con estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con la pandemia esa cifra pudo haberse duplicado a 520 millones de trabajadores, de manera que una tercera parte de la fuerza laboral trabaja a distancia en América del Norte y Europa.
La llegada de las vacunas, principalmente en países desarrollados, ha incrementado las posibilidades de retorno al lugar de trabajo, pero es una realidad que muchas empresas y trabajadores han expresado su deseo de mantener cierto grado de trabajo a distancia después de ver algunos de los beneficios de esta modalidad.
Para los patrones, estos beneficios incluyen minimizar el riesgo de contagio y, posiblemente, gastar menos en espacios y servicios de oficina, mientras que el personal ya no tiene que perder tiempo para trasladarse a su lugar de trabajo.
Pero mientras algunos disfrutan los beneficios del teletrabajo, otros anhelan volver a una rutina laboral y a una vida más organizada.
Un estudio reciente de la OIT encontró que el 41% de las personas que trabajaban desde casa se sienten muy estresadas, cifra muy elevada frente al 25% de las que trabajaban fuera del hogar.
Dado que es probable que el teletrabajo siga presente en la vida de muchas personas por un buen tiempo, es indispensable que las políticas laborales se actualicen para reflejar esta nueva realidad.
Por ejemplo, las empresas deben asegurarse de que los trabajadores no se sientan aislados, pero también deben darles el derecho a desconectarse y evitar que estén en línea las 24 horas del día.
En Chile ya se reconoce el derecho de los trabajadores a distancia a desconectarse durante al menos 12 horas continuas en un periodo de 24 horas. Además, los patrones no pueden exigirles que respondan a las comunicaciones en días de descanso o feriados.
En México, a partir de enero de este año entró en vigor una reforma en este sentido a la Ley Federal del Trabajo.
Entre sus principales figuran: 1. Proporcionar a los trabajadores los equipos necesarios para el teletrabajo, 2. Que los patrones asuman los costos derivados del trabajo como es el caso del pago de servicios de telecomunicación y la parte proporcional de electricidad, 3. Respetar el derecho a la desconexión de las personas al término de la jornada laboral, y 4. Observar una perspectiva de género que permita conciliar la vida personal y la disponibilidad sobre todo de las madres trabajadoras.
Una cuestión delicada que aún está en una frontera poco definida son los accidentes de trabajo. A menudo se afirma que la mayoría de los accidentes ocurren en el hogar, por lo que, si es aquí donde se pasa gran parte de la semana laboral, entonces ¿deberían los patrones ser responsables de garantizar que las viviendas tengan condiciones mínimas de seguridad?
De momento, no parecen existir respuestas fáciles cuando se trata de garantizar un entorno de oficina adecuado en casa. Pero si bien los empleadores no pueden controlar el lugar de trabajo cuando el personal labora desde casa, sí pueden proporcionar equipos ergonómicos a los empleados, como sillas adecuadas, además de ayudarlos a evaluar sus propios riesgos y capacitarlos sobre estilos de vida más saludables.
Quizás parte fundamental de futuros cambios a la ley deberá ser otorgar apoyo psicológico y emocional a los trabajadores a distancia para reducir sus altos niveles de estrés, ya que esto puede derivar en muchos otros problemas de salud y productividad para patrones e instituciones de salud.
Twitter: @gomezreyna