Sobre las regidurías étnicas

Deporte: Guevara y Rommel

Por: Gerardo Armenta

El pleito por la regiduría étnica de Etchojoa sigue abierto. Sin embargo, no se advierte que pueda llegar más lejos. Es así porque los integrantes del Cabildo de ese municipio ya tomaron formal posesión, incluyendo al edil indígena. Pero, por lo visto, de todas maneras, sigue abierta la impugnación suscrita al respecto por el denominado Gobierno Tradicional de los Ocho Pueblos Mayos.

Queda en claro que en esa organización no aceptan a Germán Servando Vázquez Álvarez, quien oficialmente fue el ganador de la elección respectiva, presuntamente valiéndose de malas artes en la materia. Incluso, ha salido a relucir la posibilidad de que el mismo ex alcalde de Etchojoa Jesús Tadeo Mendívil Valenzuela sea llamado a declarar con toda y su hoy condición de diputación local. Se advierte difícil que este trámite o diligencia pudiera concretarse.

También se nota complicada la posibilidad de que en lo general se abra algún mecanismo para someter a revisión el modo en que se llevó a cabo la elección del regidor étnico en Etchojoa. Este caso demuestra una vez más la dificultad histórica existente para que los mismos indígenas mayos se pongan de acuerdo en la eternamente clásica y casi siempre peleada elección de regidor étnico. Peleada, debe decirse, entre sus mismos beneficiarios, social y políticamente hablando. Cuando no es en un municipio sureño, es en otro. El caso es que la regiduría étnica siempre está bajo pleito entre quienes no deberían batallar mucho para ponerse de acuerdo y definir los candidatos al respecto. Pero suele ocurrir todo lo contrario. Y así (diría algún avezado pensador) no se puede.

De la política vayamos al deporte para señalar que el ex clavadista olímpico Rommel Pacheco será el nuevo titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte. La denominación de esta dependencia se advierte impresionante o lucidora. Pero en los hechos sucede todo lo contrario. O por lo menos así ha sido hasta ahora.

Pacheco llega a ese cargo para sustituir a la sonorense Ana Guevara, quien, por cierto, hizo de su tarea en la Conade una constante tormenta que terminó por empapar o neutralizar sus muy cantados logros deportivos como velocista. Su particular brillo como atleta no supo transmitirlo siquiera con mediano éxito a la tarea por la que se responsabilizó. Ana Guevara tuvo más pelitos en los escenarios de la opinión pública que logros en las canchas como titular del deporte mexicano.

La última de sus broncas en el contexto de la reciente Olimpiada en Paris, resultó francamente imposible aceptar que haya resuelto protagonizarla en la forma tan desproporcionada como lo hizo. Nadie tiene por qué asustarse por la reconocida franqueza en el franco modo de hablar que se atribuye y reconoce a los y las sonorenses. Pero esta singular característica no les confiere derecho a perder el sentido de las proporciones en lo personal y mucho menos cuando son responsables de una tarea pública.

El caso es que Ana Guevara deja un “admirable” desbarajuste en el deporte mexicano. Ésta también puede ser la misma historia de siempre. Consta a la opinión pública que el trabajo de la sonorense al frente de la Conade fue más de pleitos y ninguneo para los deportistas que otra cosa. En este tiempo se produjeron querellas memorables que pusieron de manifiesto la inconformidad de los deportistas contra el quehacer de Guevara.

Rommel Pacheco llega a la Conade como nuevo titular. Trae famas reconocibles como atleta. Pero también le encanta la política. Acaba de terminar una gestión como diputado federal por el Partido Acción Nacional. Y no oculta que desea ser gobernador de Yucatán. Se le reconoce como “deportista y político”. Qué combinación. Suerte ingrata la del deporte en México. A propósito: Ana Guevara también quiere ser gobernadora de Sonora. Tiene derecho. Pero no siempre basta con esa prerrogativa.

Mientras tanto, en el Partido Acción Nacional empiezan a ejercer una estrategia para recuperar un tanto lo perdido, por decirlo así. La cosa al respecto, lo que sea de cada quien, se ve un tanto cuesta arriba. Pero debe ser cierto aquello que postula que no hay peor lucha que la que no se hace. Tal no deja de ser una mera frase de ocasión, la que empero suena bien por la forma en que encierra la búsqueda de un propósito existencial simple, mediano o superior.

Premisas como las anteriores fluyen cuando se toma nota de que en el PAN sólo se registraron dos militantes para suceder al dirigente Marko Cortés. Se trata de Adriana Dávila y Jorge Romero. Y no hubo más. ¿Dónde están los panistas?, sería una pregunta pertinente. El problema es que por más pertinencia que muestre tal ´pregunta, no es suficiente para entender dónde podrán estar los demás panistas que bien pudieron registrarse para buscar el liderazgo nacional de su partido. Debe ser cierto entonces que este partido se encuentra en la crisis más severa que haya tenido tras las elecciones del pasado 2 de junio. Pues sí.

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