El conocimiento se puede aprovechar para hacer daño, como cuando se usó para fabricar la bomba atómica; sin embargo, no siempre ha sido así
Por: Jesús Carvajal Moncada
Hace unas semanas se dieron a conocer los resultados de la evaluación PISA 2022, llevada a cabo por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Es una prueba que mide competencias en lectura, matemática y ciencias en alumnos de 15 años de edad, o sea, en México se trata de personas que ya han concluido sus estudios de secundaria y están por ingresar a la preparatoria.
Es muy probable que nuestro país, al ser miembro de esta organización, haya participado de dicha aplicación, no porque lo desee necesariamente. Evaluar a los estudiantes mexicanos es hacerlo también, en gran medida, al sistema educativo de la nación, por lo que situarse en lugares bajos afectará lógicamente, la imagen positiva que se quiere mostrar.
Junto a la polémica por los nuevos libros de texto gratuitos, la mencionada evaluación constituyó otro de los sucesos educativos relevantes para la nación en 2023 y muy probablemente se continuará analizando en el siguiente año. Eso debido por supuesto, a los resultados arrojados por la prueba. Entre estos. se obtuvo un puntaje de 395 en matemáticas, en lectura 415 y en ciencia 409, contra los promedios de la OCDE de 472, 476 y 485 puntos, en cada una de las áreas mencionadas. De hecho, las calificaciones son menores incluso a las obtenidas en la evaluación de 2018. Esto sitúa a México en el nivel educativo que tenía en el año 2000.
Al tratarse de alumnos por entrar a la preparatoria, es lógico pensar que las áreas evaluadas estarían, si no plenamente consolidadas, sí con un desarrollo lo suficientemente amplio para que los estudiantes accedan a niveles superiores de estudio con las herramientas necesarias que les permitan obtener conocimientos más elevados. No obstante, el regreso a puntajes de principios de siglo se traducirá en una vida escolar más difícil, de manera que, al llegar a la universidad, gran parte de quien lo haga, presentará enormes dificultades en la comprensión lectora, en redacción y en análisis de información, entre otros aspectos.
Aun así, la Secretaría de Educación Pública (SEP), en su intento de reformar el sistema educativo, argumentó lo siguiente: "Uno de los problemas de México es que, tanto en las escuelas como en la sociedad, se ha dado demasiada atención a la acumulación de conocimientos para mejorar la condición económica de las personas, pensando que únicamente se trata de competir y de ser el mejor, de adquirir mayores conocimientos y de obtener la mejor calificación". Para las autoridades educativas actuales, el modelo anterior privilegiaba el individualismo y el consumismo en los niños y ahora se busca desarrollar un pensamiento enfocado en la comunidad.
Sin embargo: ¿es posible afirmar que se haya hecho un estudio a millones de niños mexicanos que estudiaron bajo el enfoque anterior, llamado Aprendizajes Clave? ¿Se llevó a cabo un seguimiento de vida de estas personas? Por otra parte: ¿cómo es posible afirmar que el acumular conocimientos sea algo negativo, necesariamente? Es cierto que el conocimiento se puede aprovechar para hacer daño, como el caso de la energía nuclear, que se utilizó para fabricar una bomba que mató a cientos de miles de personas, pero no siempre es así. Existen muchos ejemplos de personas de escasos recursos que tuvieron la oportunidad de tener una carrera universitaria y eso las convirtió en mejores seres humanos, y viven agradecidos por eso. La producción de saberes es algo valorado por la sociedad en el mundo a lo largo de los siglos porque ha permitido que la humanidad progrese. Se debe trabajar desde la niñez, en la escuela, por supuesto, pero más aún desde la familia, en que se haga uso de ello de forma positiva,
Un punto central es que semejantes argumentos de la SEP carecen de base científica para hacer una reforma educativa. Es deber del sistema escolar el dotar a niños y jóvenes de habilidades para una mejor convivencia social, por supuesto, pero pretender que nadie acumule conocimiento es prácticamente imposible, ya que en la personalidad de muchos y muchas de ellas, está el deseo de superarse. El mundo actual tiene por característica ser altamente competido, donde los avances científicos y tecnológicos se dan con rapidez. Hay que trabajar para que los estudiantes desarrollen su personalidad y a la vez, se apropien de conocimientos y sepan aplicarlos constructivamente. Entonces sí se logrará una transformación social.