"Regreso a clases, regreso a oportunidades"

Para 2024-2025, la matrícula estatal supera los 817 mil estudiantes entre todos los niveles

Por: Antonio Reyes Vásquez

A las siete de la mañana, Cajeme huele a pintura fresca y cuaderno nuevo. Las paradas se llenan, los camiones se apuran y los comercios abren antes. Como ciudadano en acción que ha acompañado proyectos escolares y comunitarios en el Noroeste, sé que este ritual cívico es una prueba de coordinación: si cada quien cumple, la ciudad funciona muy bien.

En Sonora, el arranque del ciclo involucra a cientos de miles de familias moviéndose a la vez. Para 2024-2025, la matrícula estatal supera los 817 mil estudiantes entre todos los niveles, un volumen que exige planeación, trato digno y servicios a la altura. planeacion.sec.gob.mx

Esa dimensión explica por qué "ser buen ciudadano" empieza en lo cotidiano: respetar el paso peatonal, comprar con cabeza fría, elegir rutas, saludar, agradecer, avisar. Son gestos sencillos que, sumados, dibujan la cultura de una comunidad. Y en el regreso a clases, esa cultura se mide en minutos reales, en filas bien llevadas, en niños que entran al aula sin susto ni prisa.

BUSCA PRECIO Y SERVICIO

El estudiante que sube de grado llega con nervios y entusiasmo. Quiere la escuela de sus sueños —a veces lejos—, el uniforme que le gusta, la mochila que aguante. La familia, con presupuesto limitado, suele correr tras la etiqueta más barata; pero la experiencia aconseja comparar precio y servicio.

En Cajeme, hay papelerías que arman paquetes por plantel y ofrecen cambios sin regaños; no siempre son las más baratas en la etiqueta, pero sí en el costo total del estrés. Imagina la tienda de uniformes en la Calle Sonora que mide el pie, guarda registro y promete ajustes sin costo: el primer día quizá no sea el ticket más alto, pero el día treinta ya ganó tu lealtad.

Acción concreta: llama a tres comercios antes de comprar, pregunta políticas de cambios y tiempos de atención, y decide por quien te atenderá mejor si algo sale mal. Elegir con información es ciudadanía económica aplicada.

HAZLO CON TIEMPO

La prisa es pésima consejera cívica. El alumno necesita cerrar un capítulo y abrir otro: revisar útiles, probar el uniforme, ajustar horarios de sueño, ensayar la ruta. La familia que deja todo para el "domingo antes" paga doble: filas interminables, artículos agotados, malhumor que contamina.

En la calle 200 el primer lunes lo vemos claro: quien llega con margen fluye en paz; quien calcula al minuto se frustra y frustra a los demás.

Si la panadería del barrio ajusta su producción una semana antes y abre media hora extra, si la farmacia arma un mostrador escolar, si el transporte anuncia refuerzos, el flujo mejora para todos.

Acción concreta: arma un calendario de tres días (compras, forrado, marcaje), ensaya la ruta a la hora pico el sábado previo y confirma por WhatsApp con la escuela —sin saturar— horarios y protocolo de entrada. La ciudad se agradece cuando le ganamos un paso a la improvisación.

RECUERDA QUE EL QUE BUSCA ENCUENTRA

"Si deseas compartir, publica en redes que tienes libros de tus hijos de buena calidad; revéndelos a precio justo u obséquialos". Ese gesto multiplica posibilidades y aligera bolsillos.

Visita el tianguis y busca con calma: hay mochilas, uniformes y calzado en buen estado que merecen segunda vida. En Cajeme, los sábados de tianguis son un tesoro cívico si los transitamos con orden.

He visto familias equipar a dos hijos sin endeudarse y a jóvenes intercambiar calculadoras o compases con respeto.

Acción concreta: haz hoy un inventario en casa, selecciona tres artículos útiles y súbelos con foto y descripción; entrega en mano, con horario y ubicación segura.

Si eres comerciante, destina una mesa visible para intercambio responsable; si eres autoridad, habilita y señaliza un punto de donación con horarios.

La cultura de reusar no es moda: reduce residuos y fortalece la comunidad.

Ser buen ciudadano en el regreso a clases también significa cortesía vial. Nada arruina más la mañana que la doble fila "de dos minutos" que dura veinte, el motociclista en el cruce peatonal o el peatón que decide cruzar a mitad de calle.

La policía debe ordenar, sí, pero la llave del comportamiento la tenemos nosotros.

Si cada escuela organiza accesos claros y cada familia establece un punto de reunión a media cuadra, la ciudad respira.

Regla simple: "Lo que te enoja cuando lo hace otro, no lo hagas tú".

Y añade un gesto que cambia el ánimo: saluda al guardia, al intendente, al chofer; son parte del aula extendida que educa con su ejemplo.

Cuidemos, además, el clima emocional. Los niños recuerdan más la sonrisa de bienvenida que la marca del cuaderno.

La directora que sale a saludar, el portero (¿Recuerdan al Sr. Obed?) que se aprende todos los nombres, el agente de tránsito que mira a los ojos y cede el paso con autoridad amable, el comerciante que ofrece una silla a un adulto mayor: ese coro de pequeñas cortesías enseña ciudadanía mejor que cualquier cartel.

Y si algo falla —un pedido atrasado, un camión sucio, un horario que no se cumple—, reclamemos con firmeza y respeto. La queja educada también mejora ciudades.

La tecnología puede ser aliada si la usamos con ética. Un grupo de mensajería ordenado informa sin exhibir; una app de tránsito ayuda a elegir ruta; un catálogo digital evita vueltas inútiles.

La herramienta sirve cuando se pone al servicio de la persona, no al revés.

Y recuerden: el mejor "primer día" se consigue la semana anterior, con calma y método.

Mini-reto de la semana: llega diez minutos antes, evita la doble fila y dona al menos un artículo escolar en buen estado; cuéntale a alguien si tu mañana cambió.

Volver a clases nos recuerda que la ciudad también educa. Cada cruce, cada fila y cada mostrador puede ser una lección de respeto o de egoísmo.

Hagamos del primer día el ensayo del Cajeme que queremos: ordenado, solidario y digno.

*Ciudadano, conferencista, desarrollador de emprendedores y consejero empresarial.

Respetuosamente

Con gratitud.

Gracias estimado lector por leer esta columna.

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