Refundación, aprender a desaprender

En el pasado, mujeres y hombres valientes decidieron forjar el futuro del municipio que hoy conocemos; el destino nos brinda una nueva oportunidad

Por: Manuel Borbón Morales

La historia nos ha demostrado que, cuando alguna comunidad se encuentra pasando por momento complejos de incertidumbre y desesperanza colectiva, el destino los enfrenta en conjunto y sin que se den cuenta a una disyuntiva difícil de elegir, cambiar o desaparecer, dicho de otra manera, adaptarse y evolucionar conforme a las exigencias del paso del tiempo o, quedarse rezagado en el intempestivo paso del progreso.

Es por lo que, comunidades completas como la de Ciudad Obregón, en la que nadie podría negar que durante los últimos años se ha enquistado en el municipio un sinfín de condiciones adversas que han provocado un ambiente desangelado en lo general, lejos han quedado aquellos tiempos donde el corazón del Valle del Yaqui brillaba a nivel nacional por la prosperidad y paz que se vivía en la región. Desafortunadamente para los casi medio millón de habitantes del otrora conocido como “Granero de México”, la luz no se ve al final del túnel, y es justamente en ese andar, en el que las familias que antes llenaban los comercios de la comunidad, poco a poco han comenzado a emigrar en búsqueda de nuevas oportunidades lejos de Ciudad Obregón.

Empero, así como en el pasado, mujeres y hombres valientes decidieron forjar el futuro del municipio que hoy conocemos, el destino nos brinda nuevamente una oportunidad a los contemporáneos del municipio para retomar el rumbo, ya que, el próximo 29 de noviembre de 2027 se cumplirá el primer centenario de la fundación del municipio de Cajeme, lo que nos brinda una oportunidad irremplazable no solamente para festejar en grande y realizar ceremonias fastuosas, sino para revisar la marcha y poner énfasis en lo que realmente importa en la búsqueda de retomar el rumbo.

En el centenario de vida del segundo municipio más importante de la entidad, hacer una pausa en el camino, para aprender a desaprender de los errores del pasado debería ser nuestro principal objetivo y reto a la vez. Como decía Karl Popper uno de los politólogos más importantes del siglo XX quien habló sobre la necesidad de hacer de los errores una escuela para someterlos a la crítica, y, a partir de esa premisa, generar una nueva ética.

Pero más importante, un nuevo comienzo debe tener su punto de partida en la refundación de uno mismo, como lo decía Luciano, filósofo del Valle del Mayo, quien aseguraba tener una escuela para desaprender, en la que la idea principal era sacar de la mente y la memoria las cosas que no te servían, como cuánto es dos más dos o cuál es la capital de Australia, si la cuchara va del lado derecho. Basura que no te deja caminar, como él mismo lo aseguraba.

Un nuevo comienzo llegará de la mano de quienes opten por hacer una pausa, reflexionar sobre lo que se ha hecho bien hasta el momento, pero sobre todo, de lo que se ha hecho mal y que fue lo que nos colocó en esta situación, para tener la capacidad completa de retomar el rumbo con energía renovada y ligeros de equipaje con la finalidad de generar un nuevo acuerdo social en el que todos pongamos de nuestra parte para la construcción del Cajeme del futuro.

borbonmanuel@gmail.com