Por: Redacción
Cosas varias a tomar en cuenta… Con razón se dice y se enseña que “se quiere lo que se conoce” ¿podríamos querer lo desconocido?… Entonces, bajo la propuesta del intelecto ¿el campo de la voluntad es el campo de la conciencia que conoce, y solo eso?... Querer no es lo mismo que desear y tampoco es la vivencia íntima de los anhelos y aspiraciones. Los tres son motores, fuentes de motivación para hacer o dejar de hacer, para la aplicación de la voluntad, que es algo exclusivo de la dimensión humana. Y bien cabe considerar que tienen entre sí cercanía, interacción y acompañamiento, esos 3 aspectos del alma humana, y se pueden conjugar con el querer de la voluntad… Entonces ¿qué se quiere? Tal vez lo primero sea en el campo de la “instintividad consciente” del “animal racional”: Queremos la supervivencia, la continuidad de la vida en la existencia y experiencia personal. Además de la vida biológica ¿qué se contiene? Todo lo humano superior: Cultura, actualización y realización de lo anímico, lo mental y lo espiritual; de los potenciales, facultades y talentos, de lo específicamente humano, sin dejar fuera lo fisiológico. Una auto-integración o individualización, partiendo de sí en los niveles de existencia y experiencia, y del contorno e incluyendo, sin límites, todo el entorno, hacia “lo infinitamente grande”: Para poder ser un contenedor consciente, un continente integrado, enlazado, amalgamado, reintegrado y activo a la vida universal con sus principios y leyes que necesariamente tienen vigencia por todas partes y en todos los seres. Acoplamiento de la “voluntad individual” con esa voluntad y orden que “todo lo penetra, todo lo sostiene y encauza”, aun los desvíos y desvaríos de los humanos, que nos han llevado a ser y actuar un virus mortal para la naturaleza y los seres de la vida planetaria…¿QUEREMOS LA VIDA?
En verdad ¿Es lo que queremos? Si queremos la vida, si queremos vivir, necesitamos tener claridad, compresión y responsabilidad, en lo íntimo y en el vivir complejo y cotidiano de lo que somos y de lo que podemos ser, cultivando y actualizando, aterrizando lo que es la vida humana, lo humano integral en la presencia personal actual… Esto puede ser, como experiencia consciente, conciencia que se encuentra y reconoce como partícula o parcela de la vida cósmica en el “Universo infinito”… En este aspecto claro y directo la espiritualidad se pronuncia con la petición o ruego al “principio superior” que clama “queremos vida y la queremos en abundancia”. Esto implica por principio de actividad-evolución, además de cantidad, la calidad; diversidad y avance. No se trata de simple inercia o de un abandono que viene a ser “más de lo mismo”, aunque “nunca” nada permanece enteramente igual... Para muchos ¿para todos? es inmediato que queremos salud, paz y felicidad, y toda clase de bienes o más bien son ¿anhelos del corazón? difusos, por no estudiar ni entender de qué se trata. Porque bien sabemos que entre más claro es el propósito del querer de la voluntad, la realización de la intención encuentra su manifestación más entera…
EXUBERANCIA y ESPLENDOR
Lo primero es el “Principio vida”, su manifestación y presencia al paso del gran cosmos, de los universos, su flujo y continuidad, su evolución y ascenso, su esplendor y exuberancia, por todas partes y en todos los seres. Las formas, la diversidad y complejidad, los aspectos y presencias de la vida, son por derivación… Exuberancia es suma abundancia, prodigalidad, fertilidad y fecundidad; opulencia... El esplendor expresa un máximo grado de perfección, intensidad o grandeza; de gloria y magnificencia… Ahora cabe hacer una aplicación y digo, con todos lo que quieran decirlo y con los que desean, anhelan, aspiran y sienten en lo íntimo: “Vida es lo que quiero, vida es lo que queremos y la queremos en abundancia, con exuberancia y esplendor”… La mente-pensamiento es poder y el verbo expresa, con el calor del sentimiento una actualización… ¿Siguiente paso?... Con sencillez y naturalidad: Congruencia… Hacer lo que hay que hacer y hacerlo bien, con sinceridad y entrega: el comportamiento adecuado a la definición de la voluntad. Con serenidad y paciencia... ¡Adelante!… ¡Gracias!
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