Por: Redacción
A mis profesores
Héctor Manjarrez Rubalcava
(Estudiante de Tec Milenio)
Desde niño me pregunté, ¿Por qué lo hace?, incluso me llegué a cuestionar, ¿Quién es?, todas esas ideas venían y salían de mi mente una y otra vez, simplemente no lograba entender la razón de su forma de ser.
Lo único que entendía en ese momento es que enfrente de mí pequeña e infantil persona existía alguien que apostaba en mí una y otra vez los cinco días de la semana que iba a la escuela. Posteriormente, crecí y me percaté que pertenecía a un sistema educativo en el cual debía de entender las responsabilidades y obligaciones que conllevaban las y los maestros, así como los alumnos.
Pero al reflexionar sobre la infancia y la actualidad, me percaté que mis maestros realizan más allá de lo que su trabajo les requiere, puesto a que con esfuerzo y pasión buscan sembrar en mi persona y en mis compañeros, una semilla donde se asegure la esperanza a la comunidad de que vendrán mejores tiempos para nuestro mundo.
A fin de cuentas, vivir en una familia con maestras y maestros es más que nada un reflejo de lo que enfrentan miles de profesores que día con día dejan de convivir con sus familias por revisar una pila de exámenes y trabajos que los esperan en la mesa del comedor al final del día. Además, ser maestro implica una gran responsabilidad, puesto que en sus manos quedará el futuro de niñas y niños que en su proceso de formación buscan la mejor experiencia y calidad educativa.
En ese sentido, dentro de mi proceso de aprendizaje educativo logré identificar que todo maestro siempre hacía énfasis en la importancia de mirar hacia el futuro y ser consciente que el presente es un regalo que debemos de aprovechar puesto a que el pasado es algo que se debe de dejar atrás y que ello sirva de retroalimentación para no cometer los mismos errores en el futuro.
En esta etapa de escuela a distancia, una vez más hemos visto el gran entusiasmo con el que las y los maestros han realizado hasta lo imposible para adaptarse a los escenarios más difíciles de nuestro país para asegurar que el alumnado pueda recibir la educación que merece.
Finalmente, mis profesores han dejado en mi persona una huella invaluable por lo cual hoy y más que nunca les agradezco por todo lo que han impactado a través de mi vida. A usted profesor que educa con pasión a sus estudiantes, hoy en su día lo reconozco porque su profesión es sin lugar a duda la más noble que puede existir en nuestro país a criterio personal.
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