Las campañas a diputados y senadores tienen una sazón distinta a la tradicional; se ven distantes, sin presencia y sin contrastes
Por: Manuel Borbón Morales
Luego de más de dos semanas de campañas federales, llegó el momento de realizar el primer corte de caja en el que, tanto los candidatos, como los ciudadanos, pueden realizar los balances de su comportamiento en esta contienda electoral que, a diferencia de ocasiones recientes, el panorama luce sumamente atípico.
En primera instancia podemos decir con seguridad que, tanto las campañas a diputaciones federales, como al Senado de la República, cuentan hoy en día con un sazón distinto al tradicional, por lo menos sí del estado de Sonora hablamos, ya que, salvo el caso de Hermosillo, donde la alianza compuesta por PAN, PRI y, PRD, cuenta con posibilidades de competencia con un par de candidatos interesantes en las personas de Ernesto Gándara y “El Travieso” Arce, en el resto de los distritos la competencia luce apagada, con ligeros destellos de complejidad, como en el caso del distrito 2 de Nogales, donde el candidato de la alianza encabezada por Morena decidió darse de baja por rencillas internas propias de los partidos de izquierda, por lo cual la campaña que debería de darse en un ambiente de intensidad, parece más bien encontrarse en las redes sociales y las apariencias.
Por su parte, aunque no más llamativa, la competencia por el Senado, por su propia naturaleza ha captado un poco más la atención del electorado, comenzando por los repentinos y continuos cambios en la integración de las fórmulas que encabezaron cada uno de los partidos en disputa, iniciando por Morena, donde la encuesta inicial, según el propio dirigente Mario Delgado, fue ganada por Célida López, pero que, por cuestiones políticas tuvo que virar sus intenciones para una diputación en Hermosillo; sin embargo, a los pocos días sorprendió con sus intenciones para competir nuevamente por el Senado por el Partido Verde, terminando en última instancia de la mano del Partido del Trabajo, en fórmula con el ex coordinador del Isssteson, Froylan Gámez, para competir contra la fórmula hermana de Morena, integrada por Lorenia Valles y Heriberto Aguilar, el polémico equipo conformado por Manlio Fabio Beltrones y Lilly Téllez, y por último, quizá la apuesta más atrevida del “Pato de Lucas” y María Rosas por Movimiento Ciudadano.
Por último, y muy probablemente por su lejanía a la entidad y lo largo de su proceso, la campaña presidencial poco a poco se ha ido diluyendo para dar paso a los candidatos locales en ocupar un espacio que hasta el momento no se ha llenado, es por lo que, los debates presidenciales y su posible visita próxima al estado serán el motivo perfecto para volver a tomar su lugar dentro de la opinión pública.
Unas campañas distantes, sin presencia y, sin contraste, tiene un ganador y un par de perdedores. El ganador sin duda es quien aventaja en las preferencias porque, a quien va arriba no le conviene que la campaña mueva las preferencias, más bien, lo que se quiere es que las cosas continúen como van ya que, lo único que le queda es bajar. Empero, los perdedores en ese caso son dos, primero aspirantes en disputa debido a que, la campaña es el escenario ideal para motivar, convencer y persuadir ciudadanos de que participen o, en su defecto, de que cambien de opinión por medio de las conocidas argucias del arte de las campañas, de igual forma, en la mayoría de los casos, quienes pierden son también los ciudadanos al no tener en algunas ocasiones a las y los mejores perfiles en los puestos de elección popular, sino más bien, a quienes por distintos motivos estuvieron en el lugar y momento correcto para representarles.
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