Priístas de Huatabampo

Situación de un partido

Por: Gerardo Armenta

¿Señales o evidencias plenas de tormenta en el Partido Revolucionario Institucional de Huatabampo? Todo permite suponer que así están las cosas por esos rumbos partidistas sureños.

La novedad de este asunto estriba en que por lo visto dirigentes y militantes asumieron sumar esfuerzos para cuestionar ni más ni menos que a su Comité Directivo Estatal. La verdad es que pocas veces en un partido como el PRI suele advertirse que liderazgos y militantes estén realmente en la misma sintonía a la hora de ciertas definiciones de incumbencia mutua, por decirlo así.

Es más: quizá hasta se llegó a pensar que, al cobijo de las nuevas alianzas partidistas asumidas por el priismo, mucho menos le harían caso a los planteamientos o exigencias de sus correligionarios a la hora de elegir candidatos. Parecería, entonces, que el problema en la Tierra de los Generales va por este sendero.

Por lo visto, el Comité Directivo Estatal se permitió ignorar a los priistas huatabampenses en la hechura de las planillas locales.  Así por lo menos lo planteó Julio César Amparan Estrella, que es ni más ni menos que el dirigente local del también llamado partido tricolor, quien, sin muchos recovecos de por medio, calificó como una imposición y burla la actuación del mando priista estatal.

El engaño, al parecer, se produjo cuando desde el PRI estatal se hizo creer a los mandos municipales huatabampenses que tendrían sobradas facultades para integrar las planillas electorales. A la hora de la hora desde la capital del estado se hizo lo conducente para seleccionar los candidatos a la Sindicatura Municipal y dos regidurías. Tales cargos le tocaron al PRI en virtud de su conocida alianza con el PAN y el PRD.

La queja o el coraje del dirigente Amparan Estrella es que no se les tomó en cuenta para hacer las designaciones respectivas, sino que éstas fueron asumidas directamente por el mando tricolor estatal. ¿Nada nuevo bajo el sol? Exactamente. ¿No aprende el PRI de sus históricos errores? En lo dicho: exactamente.

En función de consideraciones como las anteriores, bien se podría suponer o dar por cierto que el PRI sigue comportándose como en sus tiempos de gloria y esplendor, sin atender, por lo visto, las realidades políticas y partidistas que singularizan un tiempo como el de hoy. Un tiempo en el que tampoco podría decirse absoluta o tronantemente que la democracia en general brilla en un país como el nuestro.

En tanto que no es así, de todas maneras, un partido como el PRI debería ser el más interesado en evidenciar sin lugar a dudas que los aires democráticos señorean estelarmente en su entorno. Hoy como ayer, por lo visto, desde Hermosillo se siguen tomando las decisiones tricolores que tendrían que abrirse a su militancia. Este es un planteamiento que, a pesar de su simplismo, no se entiende por qué todavía no se le lleva a práctica un cabal ejercicio abierto y democrático en la elección de sus candidatos para lo que sea, incluso.

Prueba de que no es así en lo inmediato, es, por ejemplo, la actitud en la que está meditando Amparan Estrella, su dirigente municipal en Huatabampo. Tal actitud no es otra más que la de renunciar al mando partidista que ejerce, según toda la evidencia denunciada por él mismo, y no sin pesar, quizá.

El de hoy, empero, no parecería el mejor tiempo para que se produjeron renuncias de ese nivel (ni de ningún otro) en un partido como el PRI. Tendría que ser precisamente al revés, es decir, que en lugar de dimisiones se ratificara la cabal militancia de sus agremiados en una comunión de verdadera unidad y reconocimiento para los priistas que lo sigan siendo de verdad. Quizá un párrafo como el anterior resulte o suene harto demagógico, y probablemente lo sea. Pero resulta evidente que un partido como el PRI, en la no muy favorable perspectiva histórica por la que atraviesa, necesita volver a lo básico que no es otra cosa más que hacer política conforme a principios de lealtad y franqueza para los suyos mismos y la sociedad en su conjunto.

Si a estos priistas les dicen mentiras desde Hermosillo o México en procesos que deberían ser simples o diáfanos, como la elección de candidatos, queda en evidencia entonces que no hay mayor propósito de adecuarse a los tiempos de hoy. Y todo por mantener afanosa e increíble fidelidad a un pasado que muchísimos priistas seguramente quisieran remontar para volver a figurar en el candelero político. ¿Problemas de contexto? Sin duda…

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