A 20 años del musical en el Itson
Por: Jesús Carvajal Moncada
El 10 de octubre de 2005 tuvo lugar el estreno de la obra de teatro musical Notre Dame de Paris (Nuestra Señora de París), basada en la novela del mismo nombre del autor francés Víctor Hugo, publicada en 1832. El musical se presentó por primera vez en la capital francesa en 1998. Desde entonces, se ha llevado a escena en varios países e idiomas del mundo, incluido México.
Unos años antes de 2005, un maestro del Instituto Tecnológico de Sonora (Itson), el ingeniero Juan José Padilla, había hecho un doctorado en París. Ahí presenció la obra y adquirió un DVD de la misma. Fue así como pudimos conocerla más a fondo quienes habíamos participado en otros musicales y proponerla a la Institución, que finalmente la aceptó.
En una entrega pasada comenté acerca de que el Itson declinó la realización de grandes proyectos, musicales y de otro tipo, y con ello la posibilidad de impulsar el arte y la cultura a un alto nivel en Ciudad Obregón.
Notre Dame de Paris aborda la historia de un grupo de gitanos, entre los cuales destaca Esmeralda, dueña de una notable belleza y simpatía, así como es una figura enigmática para quienes no la conocen. Un jorobado, deforme físicamente, se enamora de ella sabiendo que jamás podrá ser correspondido por la joven, que a su vez siente un gran afecto por un capitán del Ejército que está comprometido con una joven de la alta sociedad, en tanto que un sacerdote se obsesiona con poder tener una relación sexual con la gitana. De esta forma, se desencadenan una serie de hechos con consecuencias trágicas, donde la fatalidad, entendida esta como el destino que por la realización de determinados actos del ser humano deberá cumplirse, entra en juego de manera contundente y avasalladora.
Las letras, muy bien elaboradas para mantener la esencia de la novela de Víctor Hugo, la fuerza de la música y las secuencias coreográficas que reflejaron la intensidad de las acciones en escena, lograron conmover al público y provocar la reflexión al respecto, lo cual es parte, por supuesto, de las características de las artes.
Cuando la maestra Domy Flores, directora del grupo Paradigma y que, por tanto, estuvo al frente de este proyecto, abandona al Itson para cumplir funciones en la administración municipal, la universidad no aplica estrategias para dar continuidad a este tipo de productos artísticos. Lo que siguió, como parte final, fue un trabajo coreográfico basado en la obra Romeo y Julieta de William Shakespeare. El fenómeno presentado fue que la inquietud por los musicales salió de la Institución que de 1998 a 2005 llevó a cabo siete de estos productos.
Actores, cantantes y bailarines que participaron en las obras de teatro musical en el Itson los han llevado a escuelas secundarias, al Tecnológico de Monterrey, a la Universidad La Salle o de forma independiente, como la compañía La Petaka, en la cual este género del teatro es una de sus áreas más fuertes. Esto quiere decir que la sociedad cajemense, incluidas aquí las personas que desean participar en alguna de las obras de este tipo, como al público en general, han respondido aceptablemente a este tipo de presentaciones.
El impacto de un proceso que finalizó en noviembre de 2006 en la explanada del Itson Centro impactó entonces a nuestra ciudad y lo sigue haciendo. A este respecto, no me pareció que se pretendiera mostrar al teatro musical como un género superior al resto del campo teatral. He conocido posturas que consideran a lo musical como un tipo de teatro inferior al resto de los estilos. La música y las canciones atraen al público indudablemente, pero también se requiere un argumento profundo y la capacidad de transmitirlo al espectador.
La fuerza de los personajes de Notre Dame de Paris, asumida por el grupo Paradigma, mostró los deseos profundos, la empatía, las contradicciones, las perversiones y la fatalidad que envuelve al ser humano y que se convierten en objeto ideal para el abordaje a través de las artes. Considero que es conveniente seguir poniendo en escena este tipo de historias, junto a las comedias más ligeras. A veinte años de distancia del estreno de la obra sobre el joven jorobado y la bella gitana, es posible afirmar que el impacto al público y a los creadores artísticos de Cajeme fue significativo para que el teatro musical siga vigente.