“Ni el quelite ni maleza”

En la batalla por el PRI

Por: Gerardo Armenta

En el Valle del Mayo este año las lluvias no han sido frecuentes. Su abundancia es algo que no ocurrió en la medida de lo deseable. Esta es una indeseable realidad climatológica o ambiental que por supuesto genera perjuicios al por mayor en la región. La falta de agua es tan crítica como lo prueba la evidencia extremosa de que esta vez por su carencia “no se han dado ni el quelite ni otra maleza en muchos de los terrenos de cultivo”.

A ese límite han llegado los hechos en esta parte sur de la entidad en el contexto de una materia como la señalada. Su descripción en principio fue hecha por Jesús Hoyos Esquer, presidente del Comisariado del Ejido Etchojoa 2, donde, según dijo, es posible que se dejen de sembrar 3 mil 200 hectáreas durante el próximo ciclo 2024-2025. Un esquema de este tenor podría ser consecuencia de la falta de agua en la presa Adolfo Ruiz Cortines o Mocúzari.

Como queda de manifiesto, un hecho como el aludido no se antoja promisorio o reconfortante, no sólo para los llamados hombres del campo, sino para la población sureña en su conjunto. No se trata de convertirse en agoreros de la fatalidad o en algo ingratamente parecido. Pero los hechos están así. El líder ejidal Hoyos Esquer los describió de una manera sumamente gráfica al señalar que el panorama de que se habla “ya subió de gris a oscuro” para los 244 campesinos que representa en el Ejido Etchojoa 2 y para decenas de ejidos más, lo que ya es decir bastante. Porque el gris, pensando en un simple juego cromático, es un color más o menos apreciable, a diferencia del oscuro que en su misma denominación lleva el significado que hace temer a propios y extraños.

El anterior es un esquema evidentemente problemático y que, por supuesto, remite a pensar en consecuencias económicas y socialmente ingratas. Los mantos acuíferos “se agotan cada día y se están secando”, añadió Hoyos Esquer. La situación, dijo, es seria para los sectores social y agrícola, porque todas las actividades agropecuarias necesitan que llueva mucho. De no ser así, resumió, “habrá un problema muy grave en diversos sectores”.

En otro género de temática puede ser válido recordar que a mediados de septiembre se produjo en el seno del PRI una petición para que su dirigente nacional dejara de serlo. Evidentemente tan comedida y directa exhortación no surtió efecto, porque Alejandro Moreno Cárdenas sigue al frente de lo que en un tiempo memorablemente histórico llegó a conocerse como el “partidazo”. No está del todo claro si permanecerá allí o de plano tendrá que abandonar su liderazgo partidista en algún momento venidero.

En cambio, sí es posible asumir que la hechura de una u otra posibilidad, acaso represente, llegado el caso, un momento difícil para la estabilidad del propio organismo partidista, tan de suyo necesitado de horizontes o caminos mucho más promisorios y agradables que los propios por los que transita hoy. Porque en lo inmediato, de una u otra manera, no ha de significar cualquier cosa que de pronto un grupo de ex presidentes nacionales del PRI pidan en público que el actual dirigente Moreno Cárdenas abandone el cargo.

La seriedad de esta demanda se explica por sí sola cuando se advierte que fue suscrita por un grupo por personajes políticos del nivel o talla de Dulce María Sauri Riancho, Pedro Joaquín Coldwell, Enrique Ochoa Reza y Manlio Fabio Beltrones Rivera. También pidieron la restitución de los derechos de las personas que por lo visto han sido expulsadas ilegalmente del partido.

De alguna manera, el liderazgo partidista de Moreno Cárdenas ha quedado un tanto en veremos o debilitado después de que el Instituto Nacional Electoral invalidó los acuerdos de la reciente asamblea nacional priista. Por ello, y con justa razón, los ex presidentes del partido mencionados piden que el PRI regrese a su condición anterior al 7 de julio, es decir, antes del cambio de estatutos que facilitó la reelección de su mando principal hasta por tres periodos consecutivos.

Hechos como los anteriores demuestran por sí solos que el PRI, si realmente está interesado en volver a tener una respetable representación ciudadana, primero deberá poner en claro la suerte política y partidista que le aguarda a su dirigencia nacional colectivamente vista. En momentos como los de hoy, un partido como el tricolor debe considerar los alcances y la aptitud de quien ostenta su máximo cargo de mando individual. También a propios y extraños les sorprende el reducido nivel político y de representación popular que ostenta el tricolor. Pero la batalla que actualmente se libra en las alturas del tricolor puede ofrecer indicios de lo que cabría esperar de su devenir inmediato.

armentabalderramagerardo@gmail.com