Gritaba a los vientos Jacobo, mientras encendía uno de sus cigarrillos hechos de maíz a falta del tabaco importado...
Por: Jesús Huerta Suárez
"Tal y como pasa cuando te van a inyectar, que desde antes que te pinchen ya te está doliendo y comienzas a gritar, así está la situación en la nación, pues, aun cuando la aguja todavía está en camino, ya el dolor nos ha invadido"... éstas son las palabras que Jacobo suele decir una y otra vez a cuanta gente encuentra en su andar.
Sí, y es que, si no la mayoría, casi todos pasan horas llorando su amargura por lo difícil de la situación económica, que amenaza acabar con todo a su paso: – ¡Veo un negro panorama!, ¿A dónde irá a parar todo esto?, ¿Cómo es que me gaste tanto dinero en tonterías?, mejor lo hubiera guardado.
Esto y más son las afirmaciones de hombres y mujeres que se sienten en la espera de la caída de la guillotina monetaria.
No se preocupen! Clama Jacobo ante los dolientes; ¿A caso se morirán de hambre? ¡No! ¿A caso se les acabará la fe? ¡No!, Claro que no. Esto es tan sólo una prueba de lo que viene y de lo que será. Es una prueba que nos obligará a ver de qué estamos hechos.
Son tantas las veces que hemos oído que más que un saco de huesos y carne, somos la más grande obra de la creación; que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios; que somos tan poderosos para mover montañas con sólo quererlo y que, seremos capaces de ascender al cielo el día que el Señor nos llame, mientras ahora estamos compungidos ante los avatares de un mundo del que siempre hemos renegado.
¿O has olvidado aquellos días de la juventud en que te quejabas de vivir en un mundo materialista? ¿Recuerdas cuando señalabas al rico por ser rico? ¿No querías que se acabaran los tiempos del tanto tienes tanto vales, que tanto te agobiaban? ¿Hemos olvidado las palabras de quien decimos es nuestro salvador que nos piden dar todo lo que tengamos a los pobres? ¿Y que los ricos no van al cielo? ¿Ya lo has olvidado?
Gritaba a los vientos Jacobo, mientras encendía uno de sus cigarrillos hechos de maíz a falta del tabaco importado...
...Por el contrario, ahora podremos volver a vivir como antes lo hicimos: Sin llamadas por teléfono; sin televisión por cable; sin ropas de marca; sin autos de lujo; sin vanidad; sin pedanterías y sin tanta soberbia que te enchina la piel.
Pero, --¿y ésos políticos que se llenan los bolsillos a nuestras costillas? ——Preguntó Rubén.
No te preocupes.
Ellos solos se están poniendo la soga al cuello, y muy pronto, ellos también estarán llorando su desventura, pero para ellos, acostumbrados al lujo y a la lisonja, les será aún más difícil sobreponerse—afirmaba Jacobo.
Vamos, es tiempo de hacer válido el dicho de que al mal tiempo buena cara y al mal paso darle prisa. Son tiempos de reencontrarnos con nosotros mismos para darnos cuenta que, adentro de nuestro ser, sigue encendida la luz del universo que nos cobija.
Para mí, escuchar a la gente quejarse y a Jacobo mofarse me parecía algo surrealista. ¿Cómo un hombre como Jacobo podía estar tan loco para alegrarse de que el mundo estuviera llegando a su fin materialista, mientras que otros, sufrían por lo inevitable?
No cabe duda, si de algo podemos estar seguros es de que nada es verdad, nada es mentira, todo es según el cristal con que se mira.
"No sé decir qué hago aquí, pero espero ver todo más claro después de vivir en un mundo materialista". George Harrison
Jesushuerta3000@hotmail.com