Multas a motociclistas

Plaguicidas y cáncer

Por: Gerardo Armenta

¿El cuento de nunca acabar? Podría ser. Tiene todas las características que lo definirían como tal. Cabe señalar que su trama suele insertarse con extrema frecuencia en el contundente recuento cotidiano de los hechos ocurridos en vía pública a veces con saldos de indeseable gravedad. Es el caso de los llevados y traídos motociclistas que circulan cotidianamente por las ciudades y comunidades del sur de la Entidad.

En el caso de Navojoa, los datos recientes que tienen relación con el tema hacen notar, como siempre, una notable significación, no necesariamente positiva. Sí, llaman la atención, pero por otros motivos. Una primera evidencia es la siguiente: en el ámbito general de la Perla del Mayo se aplica mensualmente un promedio de 500 infracciones a motociclistas que no usan casco protector. El dato es del Departamento de Tránsito local. Las multas al respecto son entre 15 y 20 diarias. Las cosas no paran aquí. También son comunes las infracciones a motociclistas por la falta de placas en las unidades que tripulan.

De allí se parte para postular que en este aspecto siguen sin respetarse las medidas de seguridad que tienen que ver con la circulación de motocicletas en el municipio. En cualquier otro lugar, es claro que un planteamiento de esta naturaleza tendría que inducir seguramente a la puesta en práctica de acciones severas para zanjar la situación que se comenta. No se está diciendo que en Navojoa no se hace nada al respecto. Las medidas de seguridad en el renglón que se menciona son ciertamente fundamentales por y para el bien de todos. Y así se entiende en el ámbito oficial.

Prueba de ello es que no deja de llamar la atención el elevado número de multas que se imponen mensualmente a motociclistas navojoenses. Tal evidencia pone de manifiesto (o tendría hacerlo) la existencia de una peligrosa falla de conducción motorizada que se ubica precisamente en las calles citadinas navojoenses, y que llegado el caso no suele afectar únicamente a quienes ejercen esa conducción. Por ello es importante que el Departamento de Tránsito de Navojoa no descuide, sino que redoble la vigilancia que ejerce en calles y avenidas para evitar males mayores en el trajinar representado por la circulación cotidiana de motocicletas.

Otro asunto de interés público, y que hace notar aristas perturbadoras, por lo que vale detenerse en su configuración regional, es el que tiene que ver con el uso indiscriminado de agroquímicos que suele provocar cáncer como una especie de fatal consecuencia. En este sentido, el conocido ambientalista Máximo Ibarra Borbón planteó una denuncia más al respecto, como lo ha venido haciendo a lo largo de 30 años. Prácticamente una vida la suya propia puesta al servicio de esta especie de cruzada existencial que lleva a cabo.

Los hechos que plantea Ibarra Borbón son demoledores y temibles. Puede sonar fuerte, pero valdría la pena prestar atención a la denuncia que señala que, por ejemplo, el cáncer de mama, como los demás tipos de cáncer que se generan en la región del Mayo, son provocados en buena medida por el uso indiscriminado e incorrecto de plaguicidas y diversos agroquímicos. Este es un planteamiento que debe merecer la atención de todas aquellas instancias oficiales que tengan obligación o autoridad legal para intervenir en menesteres de primer orden con afectación ciudadana o pública, como son los que se comentan.

La relación entre cáncer y plaguicidas y agroquímicos es un tema que ha generado (y sigue generando)) polémicas que increíblemente nunca han llegado a ninguna parte. Las autoridades respectivas siempre se han hecho de la vista gorda en relación con este tema. Pero ya no deben hacerlo más, demandó el ambientalista Ibarra Borbón. Y, en efecto, tendría que ser así. El que sigue bien puede ser un dato terrible, por lo que vale tomar nota de su cabal o terrible significado. Dice así: los valles del Mayo y del Yaqui tienen los primeros lugares de Sonora en casos de cáncer.

Ibarra Borbón (versado sin duda en cuestiones ecológicas) ha dedicado buen tiempo al examen de la salud ambiental de una región como la del sur de la entidad. En ese particular esfuerzo lleva más de tres décadas, las que suman evidentemente un largo recorrido existencial dedicado a un propósito de mira muy alta y benéfica para la comunidad, en tanto que se relaciona con la salud ciudadana o pública de la región. Debe ser más que propio que se tomen cartas en un tema como el abordado.

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