Mañana será otro día

No sé si con el paso de los años ser optimista se va convirtiendo en algo más complicado, por el mismo peso que cargar el tiempo en los hombros

Por: Jesús Huerta Suárez

¿Por qué será que para ser optimista tienes que proponértelo, convencerte, hacer un gran esfuerzo, pensar positivamente y creer que todo va a estar mejor y para ser pesimista nomás falta voltear a tu alrededor para caer en sus redes?

Creo que esto parte de la lógica de que todo lo bueno es más difícil o de que todo lo mejor cuesta más trabajo. Supongo, porque, al menos en mi tierra, la realidad muerde.

No sé, tampoco, si conforme pasan los años ser optimista se va convirtiendo en algo más complicado por el mismo peso que cargar el tiempo en los hombros significa, aunque veo a los jóvenes a mi alrededor no muy animados que digamos. Lucen, a mi ver, perdidos entre el mañana y su niñez tan diferente a la nuestra, e inmersos entre el ahora y el entonces. Los veo viviendo en el medio de la nada y entre lo real y lo virtual. Este parece ser el signo de los nuevos tiempos, tiempos que son muy diferentes a los que nosotros vivimos entre los setentas y los noventas. Pero el mundo cambió y uno tiene que cambiar junto con el mundo o a pesar del mundo, para poder salir adelante y no perder la “cordura” en el intento.

En cuanto a mí, siento que cada día es más difícil ser optimista a menos que crezcas en tu vida espiritual o económica, supongo. Cosas también muy difíciles de lograr, más cuando no sabes ni por dónde empezar. Pero, volvamos al pesimismo, no se requiere mucho para estar triste, como decía, basta con voltear a tu alrededor o leer las noticias para caer en una profunda depresión. Vamos, se requiere de mucha fuerza de voluntad o cerrar los ojos para no ver lo mal que está la ciudad en todos los aspectos, para no sentir nada por todos esos muertos víctimas de las balas o de las enfermedades, para no ver tanta pobreza, tanta falta de empleo, tanta apatía, tantas calles destrozadas, tanto improvisado y corrupto en el Gobierno, tanta división entre el pueblo, tanto odio, que no alcance para todo lo básico que hay que pagar y, para acabarla de amolar, una arruga más te habrás de encontrar.

Mañana será otro día, se supone, vamos a ver cómo pinta.