Luis Donaldo Colosio

23 de marzo de 1994

Por: Gerardo Armenta

A 30 años de distancia del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, cumplidos el sábado inmediatamente anterior, no deja de llamar la atención cómo y por qué motivos se acordó que encabezara un mitin en un lugar de Tijuana llamado Lomas Taurinas. Hoy mismo las descripciones originales de esa colonia o barriada de Tijuana (ciertamente hoy modificado su trazo original), tornan impensable la posibilidad de que un candidato presidencial encabezara un mitin en tan inapropiado escenario. Sin embargo, el evento fue autorizado, y en horas de la tarde del 23 de marzo de1994, Colosio fue victimado tras retirarse del lugar arropado por una impresionante multitud.

Debe ser posible entender que un hecho de esa ingrata naturaleza puede ocurrir en el ámbito menos pensado, incluso en aquellos donde su lucidora o grata formalidad ambiental jamás haría pensar en la eventualidad de un atentado. Tales son circunstancias que acaso normalmente no es posible controlar del todo. Pero en Lomas Taurinas Colosio debió cruzar un canal de fétidas aguas negras y cruzar un endeble puente de láminas de fibracel.

Y todo en el marco de una impresionante multitud de simpatizantes. ¿Dónde estaban los custodios de Colosio? Seguramente en alguna parte de Lomas Taurinas, porque jamás advirtieron que Mario Aburto Martínez se acercó a espaldas del candidato y le hizo dos disparos. Esta ingrata circunstancia fue la que después propició se especulara con la presunción que en realidad Colosio había sido emboscado por dos tiradores. Todavía recientemente salió a relucir una vez más tal posibilidad, sin que hasta ahora haya prosperado en una u otra forma.

Por lo demás, es hasta natural que hechos como los de Lomas Taurinas queden expuestos a toda clase de interpretaciones. La relevancia política de Colosio, la forma y el ambiente en que se produjo su postulación, el trazo del hecho mismo en que fue abatido, todo eso y más se prestó para crear una particular ambientación que se resistió a reconocer o aceptar los hechos tal y como realmente habían sucedido. Y es que históricamente resulta más fácil creer historias de conjuras o atentados del poder por razones políticas y sus intereses derivados que atender la simple lógica de los hechos y los protagonistas que los ejercen en un momento determinado.

En Estados Unidos, por ejemplo, todavía hay quienes no reconocen que Lee Harvey Oswald es o fue el único responsable de la muerte de John F. Kennedy. En casos de este nivel, como en el propio mismo de Colosio, siempre queda abierta la posibilidad para que se piense en una conjura tramada tras las cortinas siniestras del poder en sus más variadas y contundentes formas. Aunque de esa posibilidad a que los hechos sean como suelen pensarse en la primera de sus interpretaciones, a menudo suele existir una gran distancia.

Un dato importante al respecto es que, por ejemplo, Aburto reconoció y confesó que él disparó contra Colosio, pero sin la intención de herirlo. También a menudo suele ignorarse que en su ambiente de trabajo en la maquiladora que lo empleaba en Tijuana, Aburto dijo varias veces que pronto realizaría un hecho que lo haría famoso o algo así. Un hecho frente al cual, empero, no parecía estar preparado, como tendría que haber estado un tipo competente en la materia. La pistola que utilizó en Lomas Taurinas seguramente le habría causado lastima (o risa) a un gatillero avezado. Era una pistola marca Taurus y ya muy percudida, si fuera posible utilizar este término. Además, disponía de sólo tres balas. Un profesional no se faja una pistola así ni siquiera para ir a la esquina.

La captura de Aburto en Lomas Taurinas, tras disparar contra Colosio, no representó mayor problema. La misma multitud se encargó de neutralizarlo y hasta de golpearlo. Hoy estaría a punto de recobrar su libertad, lo cual seguramente ocurrirá, en virtud de una interpretación por el modo en que se le dictó condena. Tomar nota de esa situación remite a pensar en todo lo que le ha ocurrido desde que tuvo la mala o pésima idea de atentar contra Colosio. Curiosamente, y en el principio de todo, es decir, escasas horas antes de que cometiera el homicidio, Aburto no sabía dónde quedaba Lomas Taurinas. Tuvo que pedir orientación. Fue así que hasta consiguió que le dijeran qué camión abordar para dirigirse a Lomas Taurinas. ¿Increíble? Sin duda…

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