Y los que están por llegar
Por: Gerardo Armenta
Los tiempos decembrinos, que son los que en su transcurrir acercan cada vez más a lo que convencional y prácticamente se asume como conclusión del año que está en curso, suelen ser variados en su composición. No representan necesariamente un tiempo vacacional generalizado, pero sí amparan una significativa porción de actividades propias del asueto, principalmente las de carácter oficial y las escolares.
Pero ha de entenderse que basta y sobra con unas y otras para que se asuma en la apariencia convencional que a partir de la segunda quincena decembrina se pone en curso un diverso y extenso tiempo vacacional. No es así en absoluto, pero la impresión suele fijarse en ese sentido. Al final lo cierto es que, de una u otra manera, rutinaria o numérica, las vacaciones de fin de año terminan por materializarse en los tiempos que tradicionalmente les son propios, por tradición y coyuntura reconocidas y aceptadas.
Tal es lo que importa a la hora de la hora para fines prácticos. El único problema en todo esto es que dichas vacaciones pasan demasiado rápido. Por lo menos así suelen pensarlo quienes asumen disfrutarlas de principio a fin. Y es que un tiempo como el descrito no es necesariamente igual que el propio que se asume en otras temporadas del año. La Nochebuena y la Navidad, y todo lo que les distingue, significan algo muy especial desde una perspectiva religiosa y festiva. El Año Nuevo cierra espléndidamente toda esta ambientación con las tradicionales salutaciones y buenos deseos por el tiempo que arriba, y que todo mundo quiere reparador y benéfico, como es propio esperarlo.
En todo el contexto de este marco, la vida misma sigue su curso con las rutinas que le son propias. En el ámbito público, por ejemplo, se ha venido gestando cada vez con mayor concreción lo que se conoce como reforma judicial, que prácticamente equivaldrá a la elección de ministros, magistrados y jueces. Elección por voto popular, ciudadano, valdría matizar. Algo nunca visto o experimentado en un país como el nuestro. No puede ignorarse que existe una controversia al respecto, aunque un tanto inútil en estas alturas.
Como ha trascendido, son muchos los aspectos que llaman la atención de la reforma a que se alude. Primerio fue el dineral que pidió el Instituto Estatal Electoral para llevarla a cabo en los hechos. Algo así como 13 mil millones de pesos. ¿En qué país creen que están quienes forman parte de ese organismo? Al final todo quedó en "sólo" 7 mil millones de pesos. Un dineral, de todas maneras. Pero es obvio que de alguna manera tendrá que gastarse algún dinero en esa complicada reforma.
Mientras tanto, no dio para más, por lo menos en público, el choque entre el senador Adán Augusto López y el diputado Ricardo Monreal. Sorprendió que hayan llegado al nivel de hostilidad que evidenciaron, siendo como son los hombres fuertes de sus respectivas Cámaras. Seguramente la rencilla quedará en eso, por lo menos en lo inmediato, en el entendido de que ninguno de los dos tiene una vocación política suicida. Sucedió que la presidenta Claudia Sheinbaum les pidió "tener cabeza fría y estar en total unidad". Les pidió unidad en torno a la Cuarta Transformación.
Cabe pensar que ni de broma uno y otro desoirán la exhortación, orden, mensaje, sugerencia o reflexión de la presidenta Sheinbaum. Unas palabras muy al caso. O, dicho de otra manera: concluirán en que para qué meterse más en camisa de once varas. Es lo menos que tendrán que hacer uno y otro. Sorprende, eso sí, que no hayan pensado en el liderazgo partidista que ostenta cada uno para arreglar las diferencias que evidentemente tienen entre ellos. De momento quedó claro que ese pleito no llegará más lejos.
Más allá o más acá de tan sonado caso, lo cierto es que los frentes políticos han perfilado en los días recientes una comprensible calma. Debe ser porque los personeros de esos frentes también toman días de asueto, y más tratándose de los propios de un mes como diciembre. Este último mes del año entró ya prácticamente en su recta final. Habrá que esperar al venidero para advertir, en lo que sea posible, cómo le irá al país.
Tiene que reconocerse que, los que están por materializarse, pueden ser tiempos con sobradas complicaciones de por medio, y más pensando en la que muy posiblemente será la actitud del nuevo Gobierno de Estados Unidos para un país como el nuestro. Pero habrá margen para hablar sobre este tema.
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