Desde 1973 los pueblos y comunidades indígenas han tenido un subsistema educativo denominado educación indígena
Por: Manuel de Jesús Moroyoqui Ramírez
Esta atención de parte del Gobierno mexicano obedeció a que los indígenas no aceptaban una educación ajena a su sistema informal, ya que pensaban que las futuras generaciones se iban a culturar o adoptar otras culturas, formas de vida y renegar o excluir la propia.
Indígenas fueron contratados para ser promotores o agentes educativos, que fueran bilingües para poder ser instrumentos idóneos para dar continuidad a la educación indígena.
Pero el Gobierno federal pensaba otra cosa, lo que quería era integrar a los indígenas al plan nacional, es decir, mexicanizar a todo el país desintegrando otras formas de expresión cultural y lingüística.
Los promotores indígenas fueron instruidos a castellanizar, es decir, enseñar a hablar a los indígenas el español o yoi noki; además, en otros medios se comunicaba que los pueblos debían buscar el desarrollo adoptando la occidentalización.
En territorio yaqui no fue la excepción: se abrieron escuelas con la política de castellanizar a los jóvenes y niños yaquis, pero el sentido de pertenencia, la historia, la educación informal, la filosofía y las leyes internas no permitieron que este modelo continuara y exigieron una verdadera educación indígena. Fue como nacieron los profes bilingües y con esto algunas escuelas rurales fueron transformadas en escuelas bilingües biculturales y otras fueron creadas junto con albergues escolares.
A pesar de los cambios, la educación indígena sólo quedó en el discurso, ya que no se elaboró ningún plan de educación indígena y los profes bilingües sólo eran instrumentos para dar continuidad al plan y programa nacional.
A 42 años de la creación de la educación indígena, todavía no se ha planteado una verdadera educación indígena con pertinencia cultural y lingüística; sólo intenciones y simulaciones ha mostrado el Estado.