Los hijos del sol

Hablaron y se entendieron; concluyeron que era necesario motivar a todos los niños y animales para comenzar un nuevo proyecto de vida

Por: Jesús Huerta Suárez

Hubo una vez un pueblo que tuvo que tomar una decisión definitiva para tratar de cambiar las cosas, ya que nada estaba funcionando. La violencia se había apoderado de sus calles, los comerciantes engañaban dando de menos o de menor calidad, el empresario pensaba en el dinero sobre todas las cosas y explotaba a los trabajadores, y en cómo pagar menos impuestos. Los estudiantes no querían aprender y los maestros no tenían nada nuevo que enseñar. Los curas habían cambiado la Palabra por la limosna y hacían del púlpito un negocio celestial. La clase política, en lugar de lograr el entendimiento entre los similares y distintos, buscaron beneficios para ellos sólitos para mantener vigentes sus cuotas de poder. Los encargados de la seguridad y la prevención, vendieron sus servicios al mejor postor. Los padres de familia encontraron más gratificante dedicarse a comprarles cosas a sus hijos que darles atención y cariño. Los amantes, dejaron de serlo, para convertirse en fornicadores en celo eterno. Los trabajadores, encontraron la manera de trabajar cada vez menos y de exigir cada vez más. Los líderes sindicales, en lugar de luchar por beneficiar a sus agremiados, se confabularon con los patrones para oprimirlos. Los deportistas, comenzaron a volar gracias a tanto esteroide artificiales. Los comunicadores, en lugar de informar, se dedicaron al negocio de callar.

Mares, ríos y lagunas, pasaron a ser basureros y los hombres, usureros. Las manos, en lugar de acariciar, comenzaron a golpear. La creación, se convirtió en una mera adicción.  La fe se perdió en los abismos de la duda, y el caos se adueñó de la mente de todos en ese lugar.

Algo se tenía que hacer, y fue entonces, cuando el último león que quedaba en el zoológico de VillaObson, se encontró con uno de los tantos niños sin hogar. Hablaron y se entendieron, llegando a la conclusión de que era necesario motivar a todos los niños y animales del lugar, para comenzar un nuevo proyecto de vida para todos.

Una vez juntos, animales e infantes, tomaron el destino en sus manos. La realidad les había enseñado que las cosas y las personas no son por sí mismas lo que se supone que deben de ser y que era necesario una reprogramación de funciones y obligaciones. Descubrieron que todas las fallas se debían a que los adultos no estaban haciendo lo que se suponía que tenían que hacer, así que decidieron hacer lo contrario: Los niños, que se suponía debían jugar, se pusieron a enseñar y se impusieron como el verdadero núcleo del progreso, fue hasta entonces que las cosas comenzaron a mejorar.

Nadie como los niños y los animales, decían, saben lo que es bueno para el mundo. Al poco tiempo la alegría regresó a las calles,  y el dinero, por lo que tanto daño se le había hecho a la tierra y a la gente, pasó a ser una simple herramienta de intercambio. El odio y los malos entendidos quedaron en las jaulas del viejo zoológico que fue clausurado y la tierra entera se convirtió en un enorme campo de juego en donde todos brillaron como el sol.

“Vida es lo que está pasando ante ti, mientras tú estás ocupado haciendo otros planes”

JOHN LENNON

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