Gobierno y crimen organizado se confabulan para evitar que su nexo se divulgue, poniendo entre la espada y la pared al periodismo
Por: Francisco González Bolón
Con mucha anticipación, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) nos ha dado a conocer su programa para conmemorar el 30 Aniversario del Día Mundial de la Libertad de Prensa y provisionalmente le ha dado un título: “Reenfocar la libertad de expresión como motor de los demás Derechos Humanos”.
Casi todo mundo, en especial los políticos, a los que poco les importa la libertad de prensa, ha olvidado que a partir de ejercer un periodismo profesional, serio, honesto y de verdadera investigación, es como la sociedad alcanza mejores dimensiones democráticas, internas y hacia el mundo.
He oído y sabido de frases de gobernantes en las que demuestran su intolerancia hacia las críticas periodísticas con todo y que los medios escritos, por ejemplo, han perdido en los últimos años sus audiencias de antaño.
Es demoledor el impacto de una investigación periodística real pues desnuda a quienes protagonizan las historias del poder contra los derechos de los demás y es por eso que a muchos de ellos les interesa más mantener callados a los medios de comunicación, ya sea mediante prebendas o a través de controlar los espacios publicitarios solamente para quienes les endilgan loas o les encubren sus malos pasos.
Tienen razón, pues, quienes desde la Unesco ven “lo esencial que es la libertad de expresión para disfrutar y proteger todos los demás Derechos Humanos”.
Gozar de libertad para señalar, criticar, disentir y expresar lo que está bien o mal de un Gobierno es premisa fundamental para ensanchar los caminos de una sociedad poderosa, democrática y atenta a su devenir histórico.
Según la Unesco, “Esta edición del aniversario del Día Mundial de la Libertad de Prensa, incluirá un día completo de actividades en la Sede de las Naciones Unidas el2 de mayo. Los socios de los medios de comunicación, la academia y la sociedad civil están invitados a organizar eventos en Nueva York y en el mundo entero centrados en la temática de este año.
“En los últimos 30 años, las celebraciones del Día Mundial de la Libertad de Prensa nos llevaron de viaje, realzando el derecho a la libertad de expresión y enfatizando varios aspectos de la relevancia de la libertad de prensa. Sin embargo, frente a las múltiples crisis, la libertad de prensa, la seguridad de los periodistas y la libertad de expresión sufren cada vez más ataques, al igual que otros Derechos Humanos.
“A medida que entramos en la última década para cumplir las ambiciones de todos los países frente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y para cumplir con los compromisos asumidos por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas con el futuro del planeta, el Día Mundial de la Libertad de Prensa es un llamado a renovar y reafirmar la libertad de expresión como una condición previa necesaria para el disfrute de los demás Derechos Humanos” afirma el comunicado de Unesco.
Es fundamental en consecuencia, que en cada medio de comunicación se vayan organizando eventos de profundidad y trascendencia para el día 3 de mayo a fin de reconocer avances y retrocesos en cada comunidad de la Libertad de Prensa y sobre todo, reconocer y honrar las contribuciones de los periodistas, particularmente de aquellos que arriesgan sus vidas para proporcionar información esencial al público.
México no es paraíso para los periodistas. Todas las mañanas desde el púlpito presidencial se les enfoca como blancos para las fechorías de quienes quieren quedar bien con los del poder.
Gobierno y crimen organizado se confabulan para evitar que su amasiato se divulgue y eso pone entre la espada y la pared al periodismo, pues no se sabe de dónde va a partir el golpe contra la profesión.
Hoy más que nunca se requiere de un gremio periodístico unido, pero no solo de los dientes hacia afuera sino en los hechos, trabajando para hacer a un lado a quienes denigran a la profesión, y que a veces son los preferidos de los malosos, hasta alcanzar grados de excelencia en nuestro diario quehacer.
Eso es lo que la sociedad reclama. Y a ella hay que responderle.
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