Ante inquietud y temor
Por: Gerardo Armenta
No sólo en México y alrededores, alguien como Donald Trump (presidente electo de Estados Unidos y a punto de tomar posesión) genera inquietud y hasta temor con sus palabras y actitudes. Una apreciable información periodística califica como insinuaciones los dichos y propósitos con que el futuro mandatario norteamericano se ha venido conduciendo en todo este tiempo, sin dejar de reconocer la alarma que están causando, incluso en un ámbito como el propio de Europa.
No podía ser de otra manera. Debe subrayarse que no sólo son y han sido sus dichos en relación con un país como el nuestro los que llaman la atención en otras latitudes del orbe. En Europa, por ejemplo, también ya "acalambró" a quienes han debido tomar nota de sus declaraciones en general. Una reacción así fue inevitable, por más que en aquel continente hayan sabido, conocido y sufrido históricamente a personajes en verdad francamente impresentables.
Según la información a que nos referimos, Trump ha lanzado una retórica expansionista hacia los aliados y posibles adversarios de Estados Unidos. Lo ha hecho así con el argumento de que las fronteras del poder norteamericano deben extenderse hacia Canadá y el territorio danés de Groenlandia, así como hacia el Sur para incluir el Canal de Panamá. (Realmente Groenlandia es una isla de Dinamarca con gran valor estratégico).
En el texto que se comenta, se señala igualmente que las insinuaciones de Trump en cuanto a que es posible redefinir las fronteras internacionales, (por la fuerza si es necesario), son particularmente incendiarias en Europa. Allá, muchos líderes que han aprendido a esperar lo inesperado de Trump, y han visto que sus acciones no siempre coinciden con sus palabras, han adoptado una respuesta mesurada. Y algunos, según el mismo texto, han adoptado una postura de "aquí no hay nada que ver" en lugar de defender vigorosamente a Dinamarca, que es miembro de la Unión Europea.
De este lado del mundo, bien se podría señalar que a menudo, y particularmente en un país como el nuestro, a menudo se cree que Trump es un político que solamente la trae enfermizamente contra un país como México, del que no parece gustarle nada, porque todo lo critica. Pero debe reconocerse que también en Europa ha generado reservas por el modo en que se ha expresado con respecto a Groenlandia. No debe ser nada gratificante para esa parte del mundo asumir que Trump pretenda extender las fronteras del poderío norteamericano hasta ese lugar, ignorando a Dinamarca. Esta retórica pleitista es típica de quien pronto (el 20 de enero) ocupará la presidencia de Estados Unidos.
Es propio advertir, entonces, que no sólo en México hay fundados temores por el arribo de Trump a la Casa Blanca. En Europa hay países que dependen de Estados Unidos en materia de comercio, energía, inversión, tecnología y defensa. Sin embargo, en esas naciones no creen en una eventual invasión norteamericana en Groenlandia. El asunto normalmente estaría para no creerse. Pero en estas alturas debe ocurrir precisamente todo lo contrario.
En sus palabras, parecería ser México el país que más interesa a Trump como destinatario de sus medidas de gobierno principales, empezando con la migración. Pero lo que pasa es que acá de este lado no se sabe mucho de sus intenciones con respecto al conglomerado europeo. En aquel ámbito geográfico están los grandes aliados militares de Estados Unidos. Aunque allá deben saber ya que con alguien como Trump no vale mucho una definición que tenga que ver con la amistad o el compromiso.
Al final, sin embargo, debe ser un tanto pertinente esperar el modo con que Trump inaugurará pronto su gobierno. Según es posible inferirlo, acaso tendría una gran prisa por poner en práctica los dichos y amenazas que ha venido perfilando a lo largo de todo este tiempo. Hoy se sabe que no sólo en México Trump ha causado una serie de sobresaltos con sus dichos cotidianos. Sorprende (aunque no tanto) que también en Europa de alguna manera haya ocurrido lo mismo. Por lo visto, entonces, Trump es alguien que no deja sentido a nadie, si bien no se trataría de eso.
Como dato final, podría apuntarse que en los últimos días Trump retomó de nuevo sus dichos contra México. Parecería que no puede estar sin incurrir en esa actitud insidiosa y repulsiva, pero constante en su personalidad.
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