Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra

Hubo administraciones que marcaron historia y esencia, pues alguna vez en el Municipio estuvo la ciudad "más limpia y ordenada" del noroeste de México

Por: Manuel Borbón

En días pasados, leyendo el libro Presidentes Municipales de Cajeme, del autor Alejandro Mungarro, tuve oportunidad de leer uno de los capítulos de la historia de Cajeme que, si usted, lector, tiene tiempo viviendo en esta ciudad, seguramente habrá escuchado hablar de ella o, si la edad ha jugado a su favor, quizá hasta le haya tocado vivir en esa época.

Comenzaremos a hablar sobre este libro, el cual es una recopilación hecha a base de una amplia investigación realizada por su escritor, en la que se vierte en unas pocas páginas un resumen de casi cien años de historia cajemense vista desde la óptica política, específicamente desde las diferentes administraciones gubernamentales que ha tenido nuestra ciudad, desde su fundación hasta la actualidad, con todo lo que esto implica: desde cuestiones políticas, sociales, empresariales, culturales y más.

En este caso, quiero hablar sobre una de las administraciones que, sin duda, marcaron la historia y esencia de lo que significa ser cajemense y que, a los años terminaron por ser un parteaguas de lo que es Cajeme frente a los ojos de quienes no viven en esta ciudad. Seguramente usted ha escuchado que Cajeme fue alguna vez la ciudad "más limpia y ordenada" del noroeste de México, también, que antes "las familias vivían con las puertas abiertas" por la seguridad que permeaba en la ciudad.

Pues estos dichos, aunque no corroborados con fuentes oficiales, tienen su origen en la administración del presidente Ángel López Gutiérrez, quien fungió como alcalde de Cajeme en el trienio de 1964 a 1967, a quien se le pueden atribuir avances como:

  • La pavimentación de 300 mil metros cuadrados con calles como la calzada que después se llamaría Francisco Villanueva.
  • La reforestación de Cajeme en puntos como la propia calzada, Laguna del Náinari, el extinto bulevar de la calle 200, entre otros.
  • La construcción del Auditorio Municipal hoy Teatro Óscar Russo Vogel
  • La colocación de la mayoría de las estatuas del Municipio como la del Danzante Yaqui, el Discóbolo de la Laguna, la estatua del Héroe de Nacozari y la de Benito Juárez.
  • La construcción de los dos pasos a desnivel de la ciudad.
  • La atracción de empresas como Maseca.

Sin embargo, de todos sus logros, el más recordado es el de mantener a Cajeme como una ciudad limpia y ordenada, poniendo el ejemplo él mismo, al recoger la basura de las calles por donde pasaba, invitando a los ciudadanos a hacer lo mismo para mantener limpia la ciudad, cualidad por la que muchas personas llegaron a tildarlo de loco.

Ángel López fue un hombre de su tiempo que con determinación y visión logró posicionar a Cajeme como una ciudad a la cual muchas familias quisieron llegar a vivir en años futuros, por lo que podemos citar a esta etapa de administraciones de la década de los años 60 y 70 como una de bonanza para Cajeme. Sin duda, voltear al pasado y hacer un recuento de lo que se ha hecho bien y darnos cuenta de por qué somos lo que somos en el marco del primer centenario de vida de Cajeme, nos ayudará a encontrar en el futuro un horizonte hacia donde fijar el rumbo.

borbonmanuel@gmail.com