La Escuela "Cruz Gálvez", 110 años: ¿A quién importa conmemorar su natalicio?

Impensable olvidar los factores que la hicieron precursora en la enseñanza técnica. En su espacio se levantaron talleres, con maquinaria moderna

Por: Ricardo Aragón Pérez

La Escuela de Artes y Oficios de Hermosillo, creada exprofeso para hijos de padres y madres muertos en el contexto de la Revolución Mexicana, fue la primera de su tipo que se estableció en el país en aquellos días aciagos.

Poco después de su creación, la Escuela "Cruz Gálvez" dispuso de un moderno edificio de ladrillo rojo, pisos de cemento y varios departamentos anexos.

A mi modo de ver, el edificio "Cruz Gálvez", hoy por hoy constituye un verdadero monumento a la escuela pública, admirado por propios y extraños como una perla de la historia material educativa.

Más todavía, cabe remarcar que ese majestuoso inmueble escolar, no se explica sin la generosidad del pueblo sonorense, cuyos labradores, vecinos, mujeres comunes, burócratas, soldados, maestras, alumnos y personas adineradas, cooperaron con sus óbolos respectivos para la edificación.

Por otro lado, la "Cruz Gálvez" fue un grandioso ejemplo de escuela industrial, no sólo por sus talleres y tradición en la enseñanza técnica, sino porque "la Cruz Gálvez era la que más ingresos reportaba al Departamento de Enseñanza Técnica (de la SEP) por concepto de producto de talleres".

Asimismo, fue una suerte de modelo para la formación de escuelas "Hijos del Ejército", por su organización y disciplina militarizada, cuya gestión pasó a manos de la Secretaría de la Defensa, hacia los años de 1937, siendo el Gobierno de Rodolfo Elías Calles quien estelarizó esa transformación, que incluyó también el traslado de dominio de los edificios escolares.

Impensable pasar por alto uno de los factores que hicieron de la "Cruz Gálvez" una escuela precursora en la enseñanza técnica. En su espacio territorial se levantaron diversos talleres, con herramientas y maquinaria moderna, en los que maestros y alumnos producían diversos productos, ya para consumo interno o para el comercio local, como el Taller de Costura de la maestra "Manuelita", que fabricaba sábanas, calcetas, corbatas y camisetas para el alumnado, o el taller de talabartería, "en el que ya se han hecho infinidad de trabajos para el público".

En cuanto al arte musical, la "Cruz Gálvez" también fue un caso ejemplar, con sus admirables bandas y orquestas de los maestros A. Castañeda y José María Mendoza, en cuyas presentaciones públicas, especialmente la Orquesta Sinfónica de Niñas, se echaban a la bolsa a la audiencia y hasta el más profano en materia de música participaba en la lluvia de ovaciones.

Así, el dinero que el Gobierno del Gral. Calles invertía en las compras de instrumentos, como violoncelos, clarinetes, flautas, violas, trombones y violines, entre otros, no se iba por el caño ni caía en saco roto. Contrario a eso, todo se aprovechaba adecuadamente, con disciplina, entrega y entusiasmo, tanto que hubo voces que aseguraban que la Orquesta de Niñas era "la primera en la República, pues no hay otra igual"; incluso no faltó quien esperaban verla como "la primera de la América, para orgullo de Sonora".

No cabe duda que la Escuela "Cruz Gálvez, a más de un siglo de existencia constituye una suerte de monumento a la educación pública, uno de los patrimonios más valiosos del Estado, cuya trayectoria, experiencia y memoria histórica debemos rescatar, documentar y darla a conocer sin demora ni cortapisas.

En mi opinión, un buen momento para todo eso, es el aniversario 110 de su natalicio, que tendrá lugar justo el actual año 2025.

ricardoaragon60@gmail.com