La batalla de los “pluris”

El fin para el cual fueron instaurados dista mucho de estar vigente en la actualidad, pues el sistema tiene fallas en la aplicación democracia

Por: Manuel Borbón Morales

Una de las exigencias a los miembros de la clase política mexicana que más se escuchan durante los últimos años es, sin duda alguna, la aparente opulencia y facilidad con la que los llamado “pluris” o, diputados de representación proporcional, acceden al poder y las prebendas que de ella emanen, sin desgastarse y, peor aún, con una aparente apatía a conocer de manera directa la necesidad de sus representados, por lo cual, la batalla por la desaparición de la figura plurinominal se hace presente en cada contienda electoral, por lo menos, durante los últimos años.

Comencemos por entender ¿qué son y para qué fueron creados los diputados plurinominales y, posteriormente, los senadores plurinominales? En el caso mexicano, donde la democracia se puede afirmar que se construyó poco a poco y en distintas etapas, fue en la década de los años setenta donde uno de los principales académicos y políticos de aquel entonces fue capaz de encontrar una solución al problema de la poca representatividad que tenía el sistema político mexicano, el cual, si no contaba con soluciones tangibles podía explotar en una revuelta, a lo cual, junto con politólogos y juristas, crearon la reforma por la cual se creó la figura de la representación proporcional, también llamados “diputados de partido”; es decir, legisladores que, ante la victoria casi absoluta del partido en el poder (PRI), pudiesen acceder a la toma de decisiones en la Cámara de Diputados viniendo de diferentes partidos políticos de manera proporcional a la votación obtenida por su instituto, fue así que, en la legislatura de 1976 accedieron a la Cámara 37 diputados de representación proporcional en figuras de la época como: Abel Vicencio Tovar y José Ángel Conchello del PAN, Salvador Castañeda O’Connor del Partido Popular Socialista, entre algunos otros.

Sin embargo, la finalidad por la cual fueron instaurados en México los diputados plurinominales, dista mucho de estar vigente en la actualidad ya que, si bien es cierto que aún nuestro sistema tiene fallas en la aplicación de la democracia, la verdad es que, el acceso al poder por distintas fuerzas políticas se ha vuelto más accesible, por lo tanto, y, sobre todo, ante los excesos que tienen en el uso del poder funcionarios del presente y del pasado, ante el grueso de la población, la figura de diputados que, aparentemente, “les regalan” las diputaciones y, la corrupción que se genera al realizar las afamadas listas en las que, por lo regular, los primeros nombres en ocupar dichas listas repiten cada tres años los mismos apellidos, han provocado en conjunto la exigencia de la ciudadanía a

para que, de nueva cuenta, los partidos políticos reformen su vida interna para dar paso a la correcta representación de los mexicanos.

Algunas de las posibles soluciones ante esta crisis del sistema político mexicano han surgido como destellos de valentía en distintos partidos políticos, tales como los casos de Morena, donde ante la complejidad de la toma de decisiones han optado por elegir algunos de los puestos en sus listas por medio de los sorteos públicos, asimismo, un caso a resaltar sería el del Partido Futuro, un partido local del estado de Jalisco donde las listas plurinominales se realizan por medio de asambleas abiertas para culminar en una especie de concurso y votación democrática. Por otra parte, sistemas como los que se implementaron en el estado de Sonora en el pasado y que, actualmente funcionan en entidades como Nuevo León, donde los plurinominales se eligen por medio de los candidatos que compitieron y, por ende, hicieron campaña eligiendo a los que mejor desempeño electoral tuvieron de cada partido de manera proporcional pudieran ser algunas de las soluciones para este conflicto.

Evidentemente, tal como se hiciera en el pasado, estos cambios no llegarán por obra divina, más bien, es necesario que mujeres y hombres valientes tomen las riendas de la toma de decisiones y se arriesguen a enfrentarse al “status quo” para cambiar el sistema político en nuestro país.

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