Mayos y Rosario Osuna
Por: Gerardo Armenta
La agricultura existente en el Valle del Mayo, reconocida tanto por propios como extraños, atraviesa actualmente por dificultades, como quizá nunca en un devenir histórico reciente. Hay formas de establecer comparaciones. Hoy, por ejemplo, ha quedado claro que, en más de 30 años las faenas del campo en esta parte del país, no habían evidenciado una situación tan crítica como la que enfrentan en esta coyuntura.
En su gravedad, la causa que explica lo anterior se puede suscribir en unas cuantas líneas. En efecto, todo se debe a la baja captación de agua que tiene actualmente la Presa El Mocúzari. Las cosas al respecto han llegado al extremo de hacer peligrar el ciclo agrícola 2024-2025. Como es fácil inferirlo, un señalamiento de esta naturaleza genera una explicable inquietud general. No se trata de exagerar evidencias o significados en la materia.
Como siempre, los hechos hay que asumirlos como son y con todo lo que significan o eventualmente podrían llegar a significar. No se puede perder objetividad al plantear pormenores que tienen que ver con una actividad de primer orden como es la agricultura en una región como la nuestra. Lo deseable en una coyuntura como la que se describe será siempre examinar los hechos en su verdadera dimensión.
No puede ser otra la actitud. Por eso ha de reconocerse la forma en que definió los hechos al respecto Carlos Rosas Planagumá, presidente de la Unión de Crédito Agrícola de Huatabampo. Hay que asumir, entonces, que la situación actual de la presa no es hoy la más reconfortante para las tareas agrícolas. Imposible que resulte así. Un dato explica todo por sí solo: la captación de la Presa registra únicamente 244 millones de metros cúbicos. Esta cantidad equivale a un 20% de su capacidad total.
El problema estriba en determinar cuántas hectáreas podrían dejar de sembrarse el siguiente ciclo agrícola que está a la vuelta de la esquina (octubre). En función de lo expresado por Rosas Planagumá, las hectáreas susceptibles de utilizarse serían muy pocas, atendiendo los volúmenes de la Presa y el agua de pozos. “La situación –dijo también el presidente de la UCAH)- es extremadamente difícil, muy complicada”. Tan lo es que también planteó que la salvación del ciclo agrícola sería un ciclón con mucha agua, sin dejar de reconocer que estos eventos de la naturaleza causan daños, como así es. Al final dijo que debe mantenerse la esperanza de que lleguen las lluvias grandes, ya que así podría recuperarse la Presa. Ojalá.
Mientras tanto, procede anotar que en Etchojoa fue lanzada una seria amenaza contra Rosario Osuna Zúñiga, ex alcalde y dirigente indígena de Bácum. Ni más ni menos, prácticamente le mandaron decir que si no se porta bien…lo van amarrar a un árbol. Este mismo trance le fue aplicado el mes pasado por autoridades tradicionales del lugar donde fue presidente municipal.
El asunto parecería no tener mayores complicaciones. En su origen ocurrió que autoridades mayos solicitaron a Osuna Zúñiga que ya no se meta en la elección del regidor étnico de Etchojoa. Pero de todas maneras la amenaza fue tajante: “En caso contrario, lo vamos a amarrar a un poste…”, dijo el líder indígena Norberto Valenzuela Torres. Ya están los aprestos respectivos. Prueba de ello es que existen acuerdos para llevar “mecates y piolas” a la toma de posesión del regidor indígena etchojoense por si Osuna Zúñiga, u otras personas, pretenden entorpecer el evento respectivo.
¿O sea que las cosas descritas van en serio? Ni más ni menos. Debe ser obvio que, en estas alturas, Osuna Zúñiga ha de estar enterado de lo que podría pasarle de nuevo, y haya resuelto tomar así las providencias correspondientes para evitarlo. Porque ya sería el colmo de los colmos que una vez más le ocurriera lo que ya le sucedió, es decir, que lo amarren una vez más. La repetición de ese hecho ya sería el colmo.
Pero es probable que un procedimiento de esa naturaleza acaso forme parte de algún ritual indígena, quizá un tanto rudo o agresivo, pero ritual, al fin y al cabo. Por lo visto, en su particular hechura no hay exagerada violencia física de por medio, más allá de la que deriva de amarrar en un poste a una persona, evidentemente en contra de su voluntad. En todo caso, Osuna Zúñiga debe saber bien de lo que se trata. Aunque por más enterado que esté alguien de los modos o formas indígenas, no ha de resultar muy gratificante que lo llamen al orden en la forma descrita. Por lo visto, en todos los ámbitos la política tiene singularidades muy distintivas: unas propias de la modernidad y otro fruto de la tradición. Y mientras no se pase de esos linderos…
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