Infundir miedo para prevenir el uso de drogas, una estrategia fallida

Las campañas “Si te drogas te dañas” y “Juntos por la paz” se basaron en propagar el estigma que evidentemente impacta de manera negativa

Por: Rubén Carreón Diazconti

Según datos de la organización civil Elementa, el Gobierno Federal mexicano invirtió 74 millones 753 mil 318 pesos de 2019 a 2023 en la campaña "Si Te Drogas Te Dañas" y "Juntos Por La Paz" (Elementa DDHH 2023) a través de estrategias de comunicación dirigidas por la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) buscando prevenir el consumo de sustancias psicoactivas entre las y los mexicanos. Mientras que el presidente Andrés Manuel López Obrador negaba categóricamente en las mañaneras que México fuera un país de consumidores y que el fentanilo –sustancia que comenzaba a cobrar vidas en el norte del país, incluyendo Sonora– ha sido producido y consumido en territorio nacional, la realidad marcaba que el consumo de drogas sintéticas –como la metanfetamina y el mismo fentanilo– iba al alza.

En lo que va del año ha sido común ver notas periodísticas que dan cuenta del incremento notable en las consultas por el uso problemático de fentanilo y que a su vez el cristal de metanfetamina se está consumiendo en la mayor parte del país, incluyendo zonas remotas, acaparando las consultas por rehabilitación mientras se reporta como una de las principales drogas de impacto.

La estrategia de las campañas “Si te drogas te dañas” y “Juntos por la paz” se basó en infundir miedo y en propagar el estigma que evidentemente impacta de manera negativa a las personas con consumo problemático alejándolas del tratamiento; el efecto preventivo esperado ha dejado mucho que desear. De nada sirve en estos tiempos mencionar que la metanfetamina la usaban los nazis para aniquilar.

Mientras tanto el norte de México padece lo que podríamos llamar una incipiente crisis de opioides y las muertes por sobredosis se han hecho notar sobre todo con mayor énfasis a partir de la pandemia del Covid 19. Ciudades como Tijuana, Mexicali, Nogales, San Luis Rio Colorado, Hermosillo, comienzan a reportar consumo de fentanilo y decesos por esta causa mientras la Naloxona (antagonista no psicoactivo que ayuda a revertir las muertes por sobredosis) se mantiene clasificada como sustancia controlada lejos del alcance de las personas que la necesitan. El mismo presidente de México lamentablemente dijo en una de tantas mañaneras que la razón de ser de la Naloxona era prolongar la agonía de las personas que consumen opioides. Nada más erróneo cuando se ha demostrado desde distintos flancos la efectividad de la Naloxona, además de su efecto no psicoactivo.

LO CONTRARIO A ADICCIÓN NO ES ABSTINENCIA O SOBRIEDAD, ES CONEXIÓN

El estigma en torno al uso de sustancias psicoactivas tiene efectos negativos en la salud mental de las personas usuarias y sus comunidades, así como en el acceso a sus derechos económicos, sociales y culturales. Dicho estigma surge de diversos contextos y momentos históricos, principalmente impulsado por los estados y permeado a través de los medios de comunicación hasta la sociedad. Erradicar el estigma es una tarea inminente para reparar los daños que la prohibición ha causado en las personas que usan drogas y en la sociedad en general. Las personas que consumen drogas también tienen derecho a una vida saludable digna y libre de violencia. La forma en que nos referimos a las personas usuarias y a las sustancias mismas puede generar discursos que criminalizan y patologizan, lo ideal sería que crearan el efecto contrario.

La “reducción de daños” y la “gestión de placeres y riesgos” se refieren a políticas, programas y prácticas cuyo objetivo es reducir las consecuencias negativas –físicas y sociales– del uso de drogas. Estos enfoques basados en la salud pública y en los derechos humanos, descartan la abstinencia como meta primordial y abogan por la protección de las personas usuarias, aun cuando éstas no están preparadas para dejar de consumir. ¿Qué falta por hacer? Toca regular y fomentar la Reducción de Daños.

La Reducción De Daños es útil tanto para personas que no consumen y desean informarse sobre el tema desde una perspectiva crítica, realista, inclusiva, sensible y basada en evidencia científica, como para aquellas que deciden experimentar con estas sustancias. Además, es relevante para quienes consumen sustancias psicoactivas y buscan gestionar los placeres y riesgos asociados, así como para vincular a tratamientos a personas con consumos de "alto riesgo" que no desean o no han contemplado dejar de consumir.

Regular las drogas beneficia a las comunidades y a las instituciones, sobre todo a las personas que son usuarias. Tener mecanismos para garantizar la calidad de las sustancias, ampliar el acceso a servicios de salud y brindar información veraz son parte de los beneficios. La regulación es pues una deuda histórica en materia de derechos. Pero, ¿cuándo sucederá esto?, cuando los políticos estén dispuestos a cambiar de rumbo, tomen decisiones basadas en evidencia, sean más compasivos y pongan en el centro a las personas.