"Huei tlamahuizolica" (náhuatl)

El "gran acontecimiento" guadalupano como presencia viva de Cristo y de esperanza para los pueblos

Por: Saúl Portillo Aranguré

El acontecimiento guadalupano es, para la fe católica, una de las manifestaciones más hondas y luminosas de la acción evangelizadora en nuestra historia del continente americano. Se trata de una presencia del amor del Dios encarnado, Jesucristo, mediado por la advocación mariana que floreció en tierra mexicana. Para comprender este misterio, es indispensable acudir a las fuentes primigenias, a los testimonios documentales, y a la reflexión teológica que estudiosos como monseñor Eduardo Chávez Sánchez han desarrollado con rigor eclesiástico.

1) LAS FUENTES PRIMIGENIAS DEL ACONTECIMIENTO GUADALUPANO

La tradición oral fue el primer cauce por el que se transmitió la experiencia del acontecimiento guadalupano. San Juan Diego y sus cercanos relataron de forma vital y comunitaria lo sucedido en el Tepeyac, una memoria espiritual que circuló antes de fijarse por escrito.

La imagen de la tilma de Juan Diego —venerada hoy en la Basílica de Guadalupe— funciona como testimonio sacramental y señal en medio de la historia, según el relato del Nican Mopohua ("Aquí se narra", en náhuatl), texto en náhuatl que conserva la narración de las apariciones y de la entrega de la señal al obispo.

Los documentos fundamentales que nos llegan esta memoria son:

* Nican Mopohua: "aquí se narra", es una descripción narrativa de las apariciones en náhuatl, tradicionalmente atribuida a Antonio Valeriano, escrito entre 1540 y 1548, antes de la muerte de san Juan Diego, con quien habló Valeriano.

* Nican Motecpana: "aquí se pone en orden", que es complemento que narra 14 favores milagrosos de la virgen, documentados con detalle. Atribuido a Fernando de Ávila Ixtlilxochitl, en 1590.

* Huei Tlamahuiçoltica: "El gran acontecimiento", obra de 1649 que organiza estos relatos y los fija en lengua náhuatl para la evangelización y memoria cristiana. Atribuido al padre vicario de Guadalupe, Luis Lasso de la Vega, historiador mestizo, descendiente directo del emperador poeta Netzahualcóyotl. Su traducción más leída es la de Primo Feliciano Velázquez de 1926, considerada la mejor traducción al español, respetando el sentido original de las palabras del dialecto.

La labor de investigación histórica y teológica de monseñor Eduardo Chávez —director del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos y postulador de la causa de canonización de Juan Diego— ha reafirmado que estas fuentes, aunque posteriores, recogen una tradición coherente, íntimamente vinculada a la experiencia viva de fe, y no son meras invenciones literarias.

2) DATOS BÁSICOS DE LOS PERSONAJES EN CUESTIÓN

San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, indígena cristiano, humilde y sencillo, elegido como mensajero de la Virgen en diciembre de 1531. Fue quien, con fe y docilidad, escuchó y transmitió el mensaje mariano al obispo de México.

Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, franciscano nacido en Vizcaya (España). En medio de una situación socio-política crítica, se convirtió en defensor de los indígenas, denunciando abusos y proclamando la necesidad de proteger sus derechos humanos y espirituales.

Juan Bernardino, tío de Juan Diego, cuya curación milagrosa a petición de la Virgen se convierte en signo adicional del amor misericordioso de María y de la intervención divina en favor de aquellos más necesitados.

3) EL CENTRO DEL ACONTECIMIENTO GUADALUPANO ES JESUCRISTO

Aunque la narración gira en torno a la aparición mariana, el centro de este acontecimiento es Jesucristo. La Virgen no se revela a sí misma ante todo como centro, sino como aquella que invita a la fe en su Hijo, el Salvador. Las palabras y gestos recogidos en el Nican Mopohua muestran que María viene como mediadora de Cristo, para llevarnos al Redentor del mundo. De esta manera continúa colaborando en la obra de la redención.

4) LA "CASITA SAGRADA" Y SU PROPÓSITO: DAR A CONOCER A CRISTO

Según el relato en los numerales 26 al 28 del Nican Mopohua, la Virgen pide a Juan Diego que solicite al obispo la construcción de una casita (templecito) en el cerro del Tepeyac. Esta "casita sagrada" no es un monumento, sino un lugar sacramental donde se proclama el Evangelio, se celebra la fe y se reconoce a Cristo como centro de la historia de salvación.

5) MARÍA DE GUADALUPE, MUJER DE ESPERANZA EN EL CONTEXTO HISTÓRICO

El mensaje de Guadalupe debe entenderse en el complejo contexto histórico del siglo XVI. La evangelización de los pueblos originarios era un desafío enorme: las tensiones entre conquistadores, autoridades civiles y religiosos, y la propia resistencia de culturas milenarias encontraban un punto de convergencia en la aparición mariana. Monseñor Eduardo Chávez señala que la intervención de Dios —manifestada a través de María— se da en un momento crítico en que la labor evangelizadora estaba a punto de colapsar debido a abusos, abandono y división social.

El llamado de Zumárraga a Dios en una carta al rey de España el 27 de agosto de 1529 refleja esa situación límite:

"...Si Dios no provee con remedio de su mano está la tierra en punto de perderse totalmente".

Desde la perspectiva católica, este no es sólo un grito de desesperación, sino una oración y súplica confiada por la intervención de Dios, la cual se manifiesta —según la fe— por medio de la Virgen de Guadalupe.

6) EL CÓDICE GUADALUPANO, EL MENSAJE PARA INDÍGENAS Y ESPAÑOLES

El llamado Códice Guadalupano —entendido como la suma de tradiciones y narraciones recogidas en textos como el Nican Mopohua y la Huei Tlamahuiçoltica— es un mensaje que va dirigido a dos audiencias fundamentales:

* Para los pueblos indígenas, la aparición se presenta en su lengua y simbología, reafirmando su dignidad humana y espiritual, y haciendo posible una inculturación sincera del Evangelio en su propia cosmovisión.

* Para los españoles, trae un llamado a la conversión del corazón, a la justicia y al respeto de la dignidad humana, tal como lo expresó Zumárraga en sus cartas denunciando injusticias y pidiendo remedio divino ante la crisis social y espiritual de la Nueva España.

Este códice no es un mero documento histórico sino un signo escrito y visual de la presencia de Dios que une culturas, recordando a todos —indígenas y europeos— que somos hijos de un mismo Dios redentor.

ORACIÓN FINAL A LA VIRGEN DE GUADALUPE

Santa María de Guadalupe,

Madre del verdadero Dios por quien vivimos,

tú que te apareciste al humilde Juan Diego

para anunciar al Hijo amado,

cúbrenos con tu manto de amor y esperanza.

Guardián de nuestras alegrías y dolores,

intercede por la paz en la Diócesis de Ciudad Obregón,

para que nuestros corazones se abran

al abrazo reconciliador de Cristo.

Protege a nuestras familias, nuestros caminos,

nuestros sueños y nuestras luchas cotidianas.

Haznos instrumentos de paz,

semillas de concordia y de justicia,

testigos de la misericordia de tu Hijo.

María de Guadalupe,

estrella de nuestra esperanza,

haz que tu mensaje, una a todos los pueblos y familias

en la fe, en el amor y en la verdad.

Amén.

saulportillo@hotmail.com