La historia nos ha enseñado que la única manera real de impactar en la sociedad es a través del cambio personal
Por: Saúl Portillo Aranguré
I. GRATITUD POR EL CAMINO COMPARTIDOAl llegar al final de este año, quiero comenzar dando gracias. Gracias a quienes domingo a domingo han acompañado esta aventura de escribir y leer con el corazón, buscando una auténtica cardiomorfósis (la transformación del corazón).
La historia nos ha enseñado que la única manera real de impactar en la sociedad es a través del cambio personal, un cambio que, cuando es auténtico, inevitablemente tiene consecuencias sociales. No se trata de ideologías ni de discursos, sino de permitir que Dios y su gracia hagan su obra en nosotros, cambiando nuestro corazón por uno más sensible, más amable, más lleno de fe, devoción, misericordia y paz, conforme al Sagrado Corazón de Jesús."Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo", (Ez 36:26).
Eso es, en el fondo, de lo que trata Cardiomorfósis.
La gratitud es ya una forma de conversión, porque nos saca del centro y nos coloca ante Dios y ante los demás. Un corazón agradecido reconoce que no se salva solo, que ha sido acompañado, sostenido y corregido en el camino. Solo quien aprende a dar gracias está verdaderamente dispuesto a dejarse transformar.
II. PERFECTIBLES, NO PERFECTOS: LA CONVERSIÓN COMO PROCESOEs fundamental recordar que el ser humano no es perfecto, sino perfectible. La conversión cristiana no es un evento aislado —ni siquiera un retiro espiritual—, sino un proceso que dura toda la vida.
La cardiomorfósis comienza con un encuentro personal con Jesucristo vivo y resucitado, pero no termina ahí. El llamado de la Escritura es claro y exigente: "Crezcamos en todo hasta llegar a Cristo, que es la cabeza" (Ef 4:15).
Convertirse no es "ya haber llegado", sino seguir creciendo, dejarnos trabajar por Dios, permitirle que siga puliendo nuestro corazón, una y otra vez, hasta que se parezca cada vez más al suyo.
Aceptar que somos perfectibles nos libera de la soberbia y del desánimo. Dios no espera resultados inmediatos, sino un corazón disponible, dócil, perseverante. La conversión verdadera se juega en la constancia diaria, en volver a empezar una y otra vez con humildad y confianza.
III. ACCIÓN DE GRACIAS POR EL 2025: LUZ, SOMBRA Y PASCUAHoy agradezco profundamente a Dios por este año 2025, por todas las bendiciones recibidas, incluso —y quizá, sobre todo— por aquellas que no comprendimos en su momento.
La fe nos enseña que Dios, en su sabiduría, sabe qué es lo más conveniente para nosotros y para los demás,
"Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman", (Rm 8:28).
De manera muy especial, agradezco al Señor los 87 años de vida que concedió a mi madre, la Señora Doña Gloria del Carmen Aranguré Rincones. Este domingo 28 se cumple un mes de su Pascua, de su regreso a la casa del Padre, que la esperaba desde siempre con los brazos abiertos. Estoy convencido de que fue recibida en compañía de nuestra Madre Santísima, a quien rezó el rosario innumerables veces.
Gracias, María, Madre de Dios, por darme una madre con un corazón como el tuyo, fiel, orante, y acompañante en los momentos más cruciales de la vida.
Dar gracias incluso en el dolor es un acto profundo de fe. Solo quien cree que la vida no termina, sino que se transforma, puede mirar la muerte con esperanza. La Pascua cristiana nos recuerda que ninguna pérdida es definitiva cuando se vive en Cristo.
IV. MEMORIA, FE Y ESPERANZA: ENTRAR AL 2026Entraremos al año 2026 tras concluir el Jubileo de la Esperanza, caminando como peregrinos, y haciendo memoria de un acontecimiento que no puede ni debe ser olvidado: los 100 años de la gesta Cristera.
Muchos dieron su vida al grito de:
"¡Viva Cristo Rey y Viva la Santísima Virgen de Guadalupe!"
No permitamos que una época que, algunos han querido enterrar a toda costa quede en el olvido. Hoy sigue existiendo persecución, quizá no siempre sangrienta (en México todavía), pero sí ideológica y cultural, intentando borrar la fe, la tradición y las buenas costumbres que nuestros antepasados nos heredaron como cimientos de la sociedad, especialmente la familia. "Permanezcan firmes en la fe", (1 Co 16:13).
Recordar es también un acto de responsabilidad espiritual; la fe que no se transmite, se diluye, y la memoria que se abandona, se pierde. Honrar a quienes dieron su vida por Cristo nos compromete hoy a vivir una fe coherente, valiente y encarnada en la vida cotidiana.
V. GRATITUD, PERDÓN Y RECONCILIACIÓNAprendamos también a dar gracias al prójimo. Ser agradecido es virtud de los grandes. Gracias a quienes nos ayudaron, a los amigos, a los hermanos, a la familia que siempre estuvo ahí.
Perdonemos los errores. Reconciliémonos con quien tengamos pendientes. Deja tus "issues" a un lado y entra al nuevo año con sonrisas, abrazos y un corazón sin resentimientos. "No se ponga el sol sobre su enojo" (Ef 4:26).
No te des permiso de odiar. Libérate por medio del perdón, como Cristo nos ha perdonado.
El perdón no cambia el pasado, pero sí sana el corazón. No se trata de justificar el mal, sino de romper las cadenas del rencor. Un corazón reconciliado es terreno fértil para la gracia y principio de una verdadera cardiomorfósis.
VI. ORACIÓN PARA CONSAGRAR EL AÑO 2026Señor Jesús, te damos gracias por el año que termina y ponemos en tus manos el año que comienza.
Consagramos a Ti nuestro corazón, nuestra familia, nuestro trabajo y nuestros proyectos; los ofrecemos al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María Santísima de Guadalupe como ofrenda, refugio y camino seguro eterno.
Danos un corazón semejante al tuyo: manso, humilde, misericordioso y fiel.
Que el 2026 sea un año de gracia, de conversión y de paz.
Que caminemos siempre sostenidos por la esperanza, bajo la protección de San José, patrono y protector de la Sagrada Familia y de la Iglesia.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Amén.
Que esta oración no sean solo palabras, sino un compromiso de vida. Consagrar el año es decidir vivirlo desde Dios y para Dios, permitiéndole que siga transformando nuestro corazón, día tras día, hasta que sea plenamente suyo.
saulportillo@hotmail.com