Ganaderos de Álamos

El mes de julio les llovieron 180 milímetros, 20 más que los que se registraron durante todo el año pasado. “Y todavía faltan agosto y septiembre”...

Por: Gerardo Armenta

Bien dicen los filósofos de barriada y los de academia que realmente en la vida casi todo depende del grosor del vidrio a través del cual se observa el trajinar existencial. El de hoy es un mundo complejo en una buena parte de sus aristas. De eso no hay la menor duda. Pero no faltará quien sostenga que en realidad siempre ha sido así. Y muy probablemente le asista la razón.

Al final, quizá, lo más propio resulte asumir que la vida no es más que una alternancia de momentos buenos, malos y otros más o menos, sea esto último lo que resulte dable entender. Aunque por supuesto deben sobrar quienes a lo largo de su tránsito existencial sólo han conocido el lado amable del paso del tiempo. Con los párrafos anteriores, lo único que se quiere poner de relieve, lejos de alegatos con tonalidad existencial, lejanos a la capacidad reflexiva de uno, es la diferencia con que a menudo una misma realidad ambiental suele ser interpretada de muy diversas maneras, en virtud de los efectos que suele o pueda causar.

Es el caso, por ejemplo, de los ganaderos alamenses, quienes prácticamente están de plácemes por el clima lluvioso que se ha dejado sentir en la región. En buen momento, los datos al respecto son más que alentadores. Prueba de ello son o pueden ser declaraciones periodísticas recientes de Héctor Sánchez Valdez, presidente de la Asociación Ganadera Local de Álamos. De este modo indicó al respecto que durante el mes de julio les llovieron 180 milímetros, 20 más que los que se registraron durante todo el año pasado. “Y todavía faltan agosto y septiembre”, indicó.  Por eso, resumió, el panorama ya es otro para el sector ganadero de la colonial población.

Qué bueno que las cosas respectivas estén así por aquellos rumbos alamenses. Pero un poco más hacia acá, en Huatabampo, se produjo la siguiente declaración que de entrada se explica por sí sola: “El sector agrícola observa con preocupación e incertidumbre un panorama muy complicado”. Así habló Carlos Rosas Planagumá, presidente del Consejo de Administración de la Unión de Crédito Agrícola. Su planteamiento se explica por sí solo. Igual que el siguiente que formuló también al plantear que la esperanza es que, en los meses de agosto, septiembre y octubre, se registren lluvias grandes que dejen bastante agua. Describió que hasta el momento los beneficios al respecto han sido pocos tanto para la región como para la Presa.

Los hechos, o las realidades del campo sureño, están a la vista, en lo que no es precisamente una radiografía alentadora al respecto. Pero la situación imperante es la que hay. Una situación a la que todavía es posible agregar consideraciones en el sentido de que, a un mes de que se marque la definición del agua para el ciclo agrícola 20204-2025, la perspectiva que se advierte es que las cosas en la materia serán más complicadas que el año anterior.

Una evidencia como la anterior significa que se producirán tres ciclos consecutivos difíciles para el quehacer en el campo. Esta mecánica fue formulada por Álvaro Bours Cabrera, presidente de la Asociación de Organismos Agrícolas del Sur de Sonora. También explicó que en este ciclo los rendimientos estuvieron por debajo de la media, en tanto que hubo un precio inferior al propio del año pasado, sin olvidar el hecho de que los costos de producción se incrementan año con año, al igual que bajan. “Entonces esta es una situación muy crítica para los productores”, remarcó Bours Cabrera.

Por lo visto, entonces, los tiempos de hoy no son particularmente gratos del todo para el quehacer agrícola, habida cuenta de la problemática que enfrenta. A menudo suele creerse que esta faena productiva es un tanto mágica por los resultados económicos que suele generar. Seguramente debió ostentar esa característica (de todas maneras, un tanto exagerad) a lo largo de algún tiempo ya remontado. Porque en el de hoy (como también lo hizo notar Bours Cabrera) habrá muchos productores que dejarán de serlo precisamente por las dificultades económicas que tienen que afrontar. La verdad es que hasta hace no mucho tiempo se creía con extrema seriedad que a los agricultores les sobraba el dinero.

Es preciso asumir, entonces, que los tiempos han cambiado mucho al respecto. No en balde, como quedó dicho en los renglones anteriores, las dificultades económicas también se dan a notar en el campo. Este es un ámbito que en un tiempo prodigó riqueza y bienestar y que hoy enfrenta retos y dificultades no fáciles de vencer.

armentabalderramagerardo@gmail.com