Fernando Valenzuela

"Cimbrar rascacielos"

Por: Gerardo Armenta

En una noche de un lejano 1980, Salomón Hamed, entonces director de Tribuna del Yaqui, estaba afuera del periódico a bordo de su camioneta. Escuchaba un juego de béisbol en la radio. Uno, mientras tanto, se ocupaba en la redacción dándole los últimos toques a la sección editorial del día siguiente. Un compañero se acercó con un recado. El director pedía que lo acompañáramos a escuchar una transmisión radiofónica de las grandes ligas. Salomón nos puso rápidamente en antecedentes.

El juego estaba prácticamente por finalizar. Salomón empezó a hablar de un pitcher mexicano que desde la campaña anterior había tenido pequeños papeles de relevista. En la temporada de 1980 había mejorado el sentido de sus participaciones con una gran eficacia desde la loma de los disparos.

"Es paisano tuyo", dijo Salomón. ¿Quién es?, le preguntamos. Y, para seguir lo que uno supuso broma sobre el paisanaje, agregamos: ¿Es de Navojoa? Entonces, Salomón Hamed, sabiendo quizá que estaba hablando para la historia, dijo: "Se llama Fernando Valenzuela. Es de Etchohuaquila, cerquita de Fundición, Navojoa. Y el año que entra va a ser un pitcher estelar con Los Dodgers de Los Ángeles". Mientras transcurría esta información, en la radio de la camioneta de Salomón se escuchaba un emocionado y extraordinario relato de Jaime Jarrín sobre lo que Fernando Valenzuela estaba haciendo en esos momentos contra Los Astros de Houston. En su labor de relevo (la inició por allá en la octava entrada), Fernando les hizo un "ponchadero" de bateadores.

Sin duda, Salomón Hamed tuvo boca de profeta o de...conocedor. Porque era un verdadero experto en temas como boxeo y béisbol, aparte de otros como música y libros. Quizá él debió ser uno de los primeros sonorenses o mexicanos que advirtió a distancia (porque no había mucha televisión al respecto) la grandiosidad profesional que caracterizaría a Fernando Valenzuela. Sin duda debió obtener esta notable aptitud tras su largo desempeño como periodista en Diario del Yaqui.

En 1981, cuando el año mágico suyo en las Grandes Ligas, Fernando Valenzuela acumuló una serie de ocho victorias seguidas, con cinco blanqueadas. Algo increíble. En uno de los juegos de esta impresionante cadena victoriosa, pasó sobre Los Metes de Nueva York. Salomón, algunos compañeros del periódico y un servidor estábamos alrededor de la camioneta del director escuchando la narración de ese juego. Cuando terminó, uno de los encargados de la sección deportiva le preguntó al director qué "cabeza" (titular) le ponía a la nota del partido de Valenzuela en Nueva York. Ingenioso, Salomón no la pensó mucho. Ordenó que el cabezal fuera el siguiente: "¡Cimbró los Rascacielos!"

La nota del periódico fue un éxito en lo tocante a su lectura. Debe reconocerse que influyó mucho la idea de los "rascacielos". Porque imagínese usted: un pitcher mexicano que apenas empezaba a ser conocido en Estados Unidos, había cimbrado los clásicos edificios de la Urbe de Hierro. De esta manera, el primer año de Fernando Valenzuela como abridor de Los Dodgers de Los Ángeles, fue una especie de película para él y sus fanáticos que en México llegaron a sumar millones.

Influyó mucho en eso el trabajo de Jaime Jarrín, el gran cronista en español de los Dodgers y sus recordadas frases para ilustrar la situación del juego. Memorable llegó a ser aquella expresión por la que el narrador notificaba que "el rancho está ardiendo", para dar a entender que Valenzuela estaba en problemas en el juego por tener las bases llenas y sin out. A la llegada de Valenzuela a Los Dodgers, Jarrín se convirtió rápidamente en su traductor oficial del español al inglés. Sin duda, Jarrín fue un auténtico maestro de la crónica de béisbol. Y decimos que fue porque ya se retiró.

Un último tramo de conversación para recordar y agradecer precisamente a Fernando Valenzuela las entrevistas que en su momento de mayor éxito profesional nos obsequió para Tribuna del Yaqui. Fueron tres entrevistas efectuadas al término de sus primeras temporadas de béisbol y cuando él regresaba a su casa en Etchohuaquila y Navojoa. Era el tiempo del esplendor de la "Fernandomanía". El asunto no se miraba fácil la primera vez. Ni la segunda. Ni la tercera. Pero felizmente, a la hora de la hora, Fernando Valenzuela platicó con una gran soltura y amabilidad sin eludir tema alguno. En una de las entrevistas hasta habló de política nacional.

De ese tiempo, ya lejano, en realidad, uno recuerda especialmente que, a los dos o tres días de haber sido publicada la primera entrevista, al caminar por una banqueta de la calle California rumbo a la Allende (en Ciudad Obregón), un niño salió de una tienda de abarrotes acompañado por dos personas mayores.

Viéndonos fijamente y sin mayores averiguaciones, dijo:

-¡Hey!, ¿qué se siente entrevistar a Fernando Valenzuela?

-Es algo grandioso –fue lo único que se nos ocurrió responder, asombrados por la posibilidad de que el pequeño haya leído la entrevista.

Descanse en paz, Fernando Valenzuela.

armentabalderramagerardo@gmail.com