¿Familias por la educación? No todas desafortunadamente

Por: Héctor Manjarrez Rubalcava

Vaya que en la actualidad hablar de la educación se ha vuelto en un tema controversial en todos los aspectos, es decir, desde el simple hecho de convertirse en la conversación entre menores de edad, hasta llegar a ser el tópico para discutir en una cena familiar.

Ello debido a que durante la pandemia por Covid-19 ha sido evidente la gran afectación que ha existido hacia el sector estudiantil, principalmente por el hecho de obligarlos a llevar el ciclo escolar desde el ambiente virtual. Ante ello, la desesperación junto con la ansiedad por parte desde los hijos y padres ha obligado a generar una gran presión sobre las autoridades tanto locales como federales, con el fin de volver a clases de manera presencial. Ello me parece una buena idea, sin embargo, recientemente dicha presión se ha disparado, hasta llegar al punto de protestas, las cuales son justificadas por los principios en los que se ha edificado este país, la educación y la libertad de expresión.

 Ahora bien, el problema no empieza con ello, sino por la incongruencia de parte de distintos grupos de padres de familia que se vuelven en una perfecta desgracia para hacer carecer de legitimidad el movimiento de la reapertura de los planteles escolares y con ello, generar un obstáculo trascendental para siquiera que un niño pueda volver a soñar en estar en su salón. ¿Por qué afirmar lo anterior?, ello nace desde las constantes evidencias donde se exhiben a padres de Cajeme constantemente viajando y vacacionando de una forma imprudente, hasta hacen parecer que en una “burbuja de Lysol”.

De igual forma, no únicamente se puede comprobar ello por medio de fotos o videos en redes sociales, sino que con un simple recorrido por las colonias de Cajeme, como Puente Real, Cedros, las Misiones, Urbi Villa, Las Fuentes, entre otros, se puede ver cómo en la actualidad los que salen a exigir su derecho de educación son los principales que desconocen el cubrebocas o que abarrotan los parques poniendo en riesgo la vida de sus hijos al permitirles convivir sin sana distancia e incluso sin lavado de manos, simplemente incongruente. Ante ello, se ha comprobado la famosa frase dentro del pueblo, “es fácil mirar hacia afuera pero no hacia adentro”, en este contexto, es sencillo exigir que se abran las escuelas, pero es no es fácil dejar de viajar o disfrutar de actividades que de acuerdo con las recomendaciones médicas deberían de evitarse para no propagar el virus. Por su parte, las instituciones educativas están haciendo un esfuerzo inigualable por crear las condiciones para asegurar que los alumnos vuelvan en un espacio seguro, pero ¿Dónde queda la responsabilidad de algunos padres?, ello se convertirá en un apocalipsis inexplicable donde las únicas justificaciones que se inventarán en el momento serán, la falta de medidas por parte de las escuelas y la ineptitud del gobierno. Finalmente, esta aportación no busca generar una crítica amarillista ni apegarse a intereses de por medio, sino que el objetivo es generar consciencia en los padres de familia sobre la salud de sus hijos y sobretodo la implicación que hoy en día representa la integridad de un menor hacia una comunidad entera, en este caso, la escolar.

“El precio de la grandeza

es la responsabilidad”

-Winston Churchill.