Por: Moisés Gómez Reyna
La desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral de nuestro país está más que demostrada y documentada, pero otro rubro donde se acentúa con claridad, es en el emprendimiento de negocios.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México existen 14.5 millones de emprendedores, es decir, dueños de empresas y personas autoempleadas.
Del total de emprendedores en el país, solamente 5.2 millones son mujeres, es decir, apenas el 36% (1 de cada 3).
A esto se suma una amplia brecha de ingresos, pues los emprendedores masculinos ganan en promedio 7 mil 575 pesos mensuales, mientras que las mujeres sólo 4 mil 772 pesos, es decir, 37% menos que los varones.
Por si fuera poco, el 82% de las mujeres que tienen una empresa o se autoemplean operan desde la informalidad, mientras que en el caso de los hombres es el 75%.
Esto significa que apenas el 18% de las emprendedoras son formales, es decir, están registradas ante el Servicio de Administración Tributaria y en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) publicó recientemente una investigación denominada “La puerta de la formalidad: Una oportunidad para el emprendimiento femenino”, en la cual señala que además de pocas emprendedoras en nuestro país, la gran mayoría inician sus negocios en la informalidad bajo las peores condiciones.
Esto impide que las mujeres accedan a los beneficios que tiene la formalidad y que las podrían ayudar hacer crecer sus negocios y obtener más ingresos.
Entre estos beneficios están: acceder a mejores condiciones de financiamiento, nuevos mercados, programas de gobierno y poder contratar seguros ante posibles eventualidades.
Estos beneficios pueden ser la diferencia para el éxito de muchos negocios y por eso, de acuerdo con el IMCO, las emprendedoras informales obtienen ingresos promedio de 3 mil 707 pesos mensuales, mientras que las formales ganan casi tres veces más, es decir, alrededor de 9 mil 535 pesos al mes.
Pero también hay que ser claros en algo: en nuestro país las empresarias o mujeres que se autoemplean no están en la informalidad por gusto, sino porque la formalidad cuesta mucho tiempo y dinero.
El IMCO señala que, por ejemplo, en Quintana Roo abrir un negocio puede demorar hasta 48.5 días (mes y medio) y en Baja California el desembolso de dinero en los trámites para la apertura de una empresa puede rondar los 49 mil 766 pesos.
A los costos de arranque, hay que sumar posteriormente el pago de impuestos en etapas posteriores.
Por otra parte, solamente el 17% de las y los emprendedores en México acceden a programas gubernamentales para el desarrollo de negocios, por lo que éstos son claramente insuficientes para apoyar a este segmento.
Ante estas barreras, para que las mujeres avancen en la formalización de sus negocios, el IMCO propone lo siguiente:
1. Transparentar, concentrar y simplificar los procesos para operar una empresa a nivel local, esto con el apoyo de una plataforma que permita ejecutar los trámites de forma totalmente digital.
2. Preparar y acompañar a las emprendedoras que se quieran formalizar, otorgándoles incentivos para realizar todos los trámites administrativos.
3. Aprovechar las capacitaciones y asesorías en redes privadas y programas de gobierno para ayudar a las emprendedoras a hacer crecer sus negocios.
Con esto, estados y municipios pueden fomentar que las mujeres obtengan mayores ingresos, que sus empresas sean más productivas y generen empleos y que además esto se traduzca en mayor crecimiento económico y una menor inequidad de género. Sin duda todos ganan.
Twitter: @gomezreyna