La Endutih de 2024 coloca a Sonora como el Estado con más porcentaje de usuarios de Internet, con 91.3%. La relación que con este medio es casi total
Por: Juan Pablo Cárdenas Molina
La adolescencia es la etapa de desarrollo en la que convergen muchos cambios; es la transición a la vida adulta, en la que se empieza a formar y definir la personalidad, las creencias y, sobre todo, a tomar decisiones cruciales para la vida como a qué dedicarse. En esa búsqueda de "¿Qué hago?" la escuela puede ser guía para que los jóvenes descubran sus habilidades, gustos y vayan armando su proyecto de vida; sin embargo, no es el único agente que ayuda con esa guía, existen la familia, amigos e incluso Internet.
La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (Endutih) 2024 posiciona a Sonora como la Entidad federativa con mayor porcentaje de usuarios de Internet, con 91.3%. La relación que tenemos con el uso de este medio es casi total.
Es normal que, al estar próximos a egresar de la preparatoria, los y las estudiantes inicien la búsqueda de información sobre universidades y consulten cómo son las carreras y los tipos de empleos relacionados con ellas. En este proceso, ¿qué peso tienen Internet y la escuela? Una reciente investigación realizada con estudiantes cursando el sexto semestre de bachillerato responde parte de este cuestionamiento.
Los medios de comunicación masiva han sido, desde su inicio, fuertes transmisores de información; con ello, la sociedad adquiere conocimientos, forja opiniones, adquiere modas y tiene un espacio de entretenimiento. Ahora, Internet permite acceder a prácticamente cualquier tipo de contenido, sobre todo cuando la persona usuaria conoce cómo y qué buscar.
En la muestra analizada, los y las estudiantes consideran que Internet es un medio fundamental para la búsqueda de información sobre carreras y trabajos; esa búsqueda es determinante para elegir el futuro académico y laboral, incluso superando la función de la escuela y sus programas de orientación vocacional.
La confianza depositada en los contenidos es variada: los sitios oficiales de universidades son considerados como los más confiables; sin embargo, la confianza en figuras como influencers o blogs relacionados con el campo de interés y reseñas de universidades es variada. Esto puede ser porque en internet hay tanta información que suele resultar complicado gestionar qué contenidos son exactos, por lo que es necesario saber distinguir aquella información que funciona o simplemente es falsa o carece de sustento.
Por otro lado, los programas educativos no siempre son de impacto para los estudiantes. En la muestra de estudiantes analizada, la orientación educativa no resultó altamente significativa; tampoco lo fue estudiar una de las áreas especializadas orientadas al acercamiento a campos del conocimiento como las Humanidades, Ciencias Sociales, Química, Física, entre otras. Por el contrario, la familia y la búsqueda en Internet fueron los medios dominantes para tomar mejor la decisión de qué quieren estudiar.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) expresa que, en los últimos años, ha aumentado el número de jóvenes que se sienten inciertos respecto a su futuro. Una de las razones es el poco acercamiento a programas de orientación vocacional. Esto hace que desconozcan cómo son los trabajos a los que aspiran y también sus propias habilidades.
Los jóvenes deben ahora enfrentarse a un mar de información. Esa responsabilidad de navegar y segmentar los contenidos no siempre puede hacerse de manera exitosa o poseer los conocimientos de lo que es o no un contenido de calidad. En ese sentido, la orientación vocacional puede convertirse en la mejor herramienta para ayudar a guiar a la juventud en la construcción de sus proyectos de vida. A pesar de que Internet ofrece ayuda significativa para la muestra analizada, se debe contar con una guía que permita a los y las jóvenes procesar la información de modo que estos medios no se conviertan en sus principales orientadores vocacionales.
*Estudiante del programa de Maestría de El Colegio de Sonora, Centro de Estudios del Desarrollo