Tienen alcaldesa en BJ
Por: Gerardo Armenta
La lectura de periódicos siempre ha sido y es un ejercicio reconfortante. Resulta así por muchas razones. A veces, en lo que es propiamente la noticia, suelen encontrarse exageraciones que llaman la atención por lo que evidentemente significan o pueden llegar a significar. En días como los de hoy (como casi siempre) es posible de suyo toparse con afirmaciones públicas que en el mejor de los casos nada se pierde con darles un vistazo.
Por ejemplo, al finalizar su pelea del pasado 14 de septiembre en Las Vegas, Saúl “Canelo” Álvarez, hizo la siguiente y demoledora afirmación: “Soy el mejor peleador del mundo”. La verdad es que un pugilista que ostente sin lugar a dudas esa preciada condición profesional, simplemente no la confiesa de esa manera tan ostentosa e inapropiada. Esperará que otros expresen tal reconocimiento. Hasta ahora (que se conozca) no ha sucedido que un periodista conocedor del boxeo o un especialista en la materia hayan extendido un reconocimiento de esa elevada naturaleza en favor del “Canelo”.
Aunque no se requiere mucha sapiencia en esta materia para entender que el boxeador jalisciense debe estar lejos todavía de la grandeza profesional lograda por quienes, sin duda alguna, son ya púgiles legendarios e históricos en un país como el nuestro y más allá de sus fronteras. Ninguno de ellos en su modestia y sabedores de su triunfal trayectoria, se atrevió a postular lo que Álvarez dijo como si nada: “Soy el mejor peleador del mundo”.
Sin entrar en muchas deliberaciones al respecto, es claro que una afirmación de ese calibre no podría tomarse en serio. Bien se sabe, porque suele publicarse, que “El Canelo” suele escoger a sus rivales, ignorando a los que tendrían mayor derecho para enfrentarlo y, por supuesto, con mayores posibilidades ponerlo en aprietos sobre el cuadrilátero. El caso es que ni Julio César Chávez ni Rubén Olivares, como tantísimos boxeadores mexicanos más de gran lustre combativo y profesional, tuvieron la mala ocurrencia de asumirse en lo individual como el mejor del mundo.
Mientras tanto, vale consignar que una mujer tomó posesión de la alcaldía del municipio de Benito Juárez. Se trata de Edna Sofía Rascón Luzanilla. Es la única dama que en el sur del estado arribó esta vez a un cargo de esa naturaleza. No es muy común, por lo menos hasta ahora, que las mujeres ocupen alcaldías sureñas. El predominio masculino en este renglón sigue siendo notorio y hasta apabullante.
Edna Sofía Rascón Luzanilla dijo, tras asumir la alcaldía, que Benito Juárez es un hermoso municipio. La definición podría ser típicamente femenina por el adjetivo que utilizó, no muy propio del vocabulario masculino. Y se vale. También dijo que “su gente merece lo mejor”. Por estas razones, añadió, “vamos a trabajar con todas las fuerzas” para sacar adelante al municipio.
La verdad es que Benito Juárez es un lugar sureño un tanto complicado por la seriedad o gravedad de su problemática. La alcaldesa recién llegada al cargo debe saberlo mejor que nadie en estos particulares momentos. Ella misma habló de “duros retos”. Y deben ser verdaderamente así en una particular coyuntura como la que hoy sin duda enfrenta Benito Juárez. En esta coyuntura, bajo el mando de una mujer, el municipio puede empezar a solventar algunos de sus más complicados acertijos comunitarios. La alcaldesa Rascón Luzanilla suscribió un compromiso para brindar el mayor y mejor de sus esfuerzos en la tarea que recién empezó a desempeñar.
Por otro lado, cabe reconocer que el ex presidente Ernesto Zedillo marcó unas recientes declaraciones que, por venir de quien vienen, se antojaría suponer que no las dijo él mismo. Bien se sabe que este expresidente de México es casi totalmente reacio a formular declaraciones periodísticas. De ello dio pruebas suficientes evidencias durante su mandato y posteriormente todavía más cuando dejó el cargo.
De aquí entonces que no deja de sorprender que haya formulado unos puntos de vista verdaderamente sorprendentes por el tenor de sus alcances en relación con la puesta en vigor de la reforma al Poder Judicial. Según los usos políticos asociados al silencio de los que Zedillo ha sido un fiel practicante, es probable que el menos esperado para hablar en la forma en que lo hizo resultara precisamente alguien como él. Quienes lo conocen siempre han dicho que Zedillo es un político especial, asumiendo que él quiera asumir (lo que se dudaría) que es un político, por más que haya ocupado la que con cierta elegancia verbal suele identificarse como Primera Magistratura del país.
Es más: en sus anteriores estancias en el país, Zedillo nunca produjo declaraciones que llamaran mayormente la atención. Siempre se ha dicho que su mayor error político o económico había sido el Fobaproa. Hoy, sin embargo, decidió hablar con una soltura verbal que pocas veces se le había advertido.
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