El Cercano Día Electoral

El proceso frente a las urnas que se avecina en el país, prácticamente en la inmediatez de su concreción, algo así como “la hora de la verdad”...

Por: Gerardo Armenta

El día electoral por definición está cada vez más cerca. Bien suele decirse que no hay fecha que no se cumpla. La que tiene que ver con el compromiso de acudir a las urnas prácticamente angostó ya su último tramo. Debe ser propio que el calendario ubique a la ciudadanía frente al 2 de junio.

Como es dable suponerlo, o incluso dar por cierto, a lo largo de esa inminente fecha quedarán despejadas muchas o todas las interrogantes que hoy inquietan a la ciudadanía. Por lo menos tal es lo que cabe esperar. Lo peor que puede ocurrir es que la jornada electoral venidera ocurra en un contexto de inquietud o rijosidad, lo que, por supuesto, nunca será deseable, por más que en el entorna haya señales o evidencias inquietantes.

Al final, todo lo que se pueda decir en este sentido depende de hechos o señales que convendría examinar en su justa medida para no complicar de suyo la perspectiva o realización de un evento comicial como el que se avecina. Por ejemplo, Guadalupe Taddei, presidenta del Instituto Nacional Electoral, aseguró que la jornada electoral será tranquila. Por supuesto que convendrá que las cosas en esta materia se lleven a cabo sin asomo de ninguna clase de perturbación.

No puede ser otra la aspiración o la exigencia al respecto. El proceso frente a las urnas que se avecina en el país, prácticamente en la inmediatez de su concreción (algo así como “la hora de la verdad”), está definido acaso como el ejercicio electoral más extendido o cuantioso en su diseño que se haya llevado a cabo en el país.

Así lo certifica, como tanto se ha insistido, la elevada cantidad de posiciones electorales de representación popular que estarán en juego. Por obvias y entendibles razones, es la Presidencia de la República el cargo que despierta una mayor atención pública. Pero es obvio que tampoco puede soslayarse la importancia que tiene la conformación de las Cámaras de Diputados y Senadores. Habrá quienes supongan que, en las gubernaturas y presidencias municipales, junto con las diputaciones locales, es donde está el mayor interés de un proceso electoral.

Pero si de ser realistas se trata, tiene que asumirse que igualmente hay franjas ciudadanas a las que el rejuego electoral les tiene sin cuidado, porque admiten o reconocen de antemano su militancia abstencionista. Esta es una actitud cuyas motivaciones son únicamente propias de quien la personifica y bien se hace en respetarla. Aunque lo ideal sería que una definición de este tenor se modificara por la emisión de un sufragio que responda sólo al particular interés ciudadano de cada quien, asumiendo que decisiones de esta naturaleza no suelen generarse automáticamente, porque simplemente no es el caso.

Sí lo es, en cambio, tomar nota, por ejemplo, de que en el proceso electoral en marcha existen seis estados del país que son claves o fundamentales para ganar la contienda presidencial. Sonora no está en esa lista. Pero si figuran Jalisco, Veracruz, Puebla, Nuevo León, Estado de México y la Ciudad de México. Hay una estimación numérica en cuanto a que 98 millones de hombres y mujeres votarán el 2 de junio. Pues bien: quienes aspiren a ganar la presidencia deben asegurar su votación en los lugares de la lista citada renglones arriba. Es así porque allí en conjunto suman 38.4 millones de votos. Esta cantidad de sufragios significa el 38% del total de electores.

Pensaría uno que no es que los demás estados del país carezcan de importancia comicial. La tienen. Pero en realidad se está hablando de seis en particular que disponen de los padrones electorales más cuantiosos. Se trata en realidad de un grupo de entidades del país clásicas en importancia electoral. De manera muy particular, la capital del país, el Estado de México y Veracruz, siempre han sido territorios electoralmente muy codiciados por los partidos políticos a los que interesa su densidad demográfica, con la cual se puede asegurar el rumbo de una determinada elección.

Por lo visto hoy se mantiene el mismo criterio del que tanto se valió un partido como el PRI para establecer su legendario predominio. Según los expertos electorales, y también de acuerdo con quienes no lo son, todo depende de los padrones electorales. En la no muy añeja cultura política que hoy no parecería muy en retirada, el manejo de esta esta herramienta solía ser clave para lograr el triunfo en las urnas.

No en balde a los expertos en la materia se les identificaba como “brujos” o “magos”. Con eso pudiera quedar dicho todo.

armentabalderramagerardo@gmail.com