En una primera instancia fue posible saber que los problemas sobre la calidad del agua ya se están corrigiendo...
Por: Gerardo Armenta
En buena hora el alcalde Víctor Manuel Balderrama Cárdenas ubicó públicamente en su correcta perspectiva los problemas por los que ha venido atravesando el Acueducto Macoyahui-Álamos. Como se hizo público en su momento, un principio de inconformidad ciudadana tomó más o menos forma por la calidad del agua que empezaron a recibir los vecinos.
La cuestión no tenía por qué llegar a mayores, como evidentemente no llegó. Las quejas que trascendieron al conocimiento público enfatizaron, entre otros señalamientos, la coloración misma del agua que inicialmente se recibió en los hogares alamenses. Sin embargo, a la hora de la hora, la verdad es que la controversia no podía llegar muy lejos en virtud de una simple y entendible circunstancia: el Acueducto todavía no ha sido entregado oficialmente a las autoridades locales. Bien podría decirse que prácticamente está en un periodo de pruebas.
En este sentido resultó mucho más que pertinente la decisión de que el alcalde Balderrama Cárdenas haya resuelto tomar la palabra para suscribir explicaciones sin duda necesarias que hacía falta dirigir a la opinión pública con el tono de seriedad que invariablemente ha sido propio del presidente municipal alamense. De este modo, en una primera instancia fue posible saber que los problemas sobre la calidad del agua servida por el Acueducto ya se están corrigiendo.
Debe reconocerse que en esta situación será muy importante, o francamente decisiva, la paciencia de los usuarios del servicio de agua. Paciencia que el alcalde Balderrama Cárdenas solicitó con toda franqueza, lo que sin duda tiene que ser así, principalmente en virtud de una circunstancia que es preciso poner de relieve: el acueducto todavía no ha sido entregado oficialmente a las autoridades.
Pero ocurre que, en virtud del reconocido, agobiante y terrible problema de escasez de agua existente en Álamos, se acordó ponerlo al servicio de la ciudadanía. Esta es una determinación que tendría que ser reconocida, porque incluso se tomó la precaución de notificar públicamente los problemas que podrían ocurrir. En este sentido el alcalde Balderrama Cárdenas dijo que se han venido realizando trabajos de limpieza, lavado y cloración para eliminar el óxido existente en el agua.
Con la mira de ubicar todos los hechos en su justa perspectiva, el presidente municipal alamense explicó también que el problema del óxido se entiende porque 13 de los 40 kilómetros de la obra son de una tubería del proyecto del Acueducto Mocúzari de 2008 y que se aprovecharon para reducir los costos del acueducto actual. Por cierto, éste requirió una inversión de 95 millones de pesos.
Al reconocer que a mucha gente se le hace fácil criticar y exagerar los problemas, en lugar de informarse con responsabilidad, el alcalde Balderrama Cárdenas señaló que cuando concluyan los trabajos que se han venido haciendo en días recientes, “habrá agua en cantidad y calidad, de acuerdo a los objetivos del proyecto, el cual va a ser exitoso”. Las cosas al respecto, pensaría uno, pintan muy bien para Álamos, ya que el acueducto aportará alrededor de 60 litros por segundo, “por lo que junto con los pozos que están en activo –resumió el alcalde-, se resolverá una añeja demanda del Municipio”.
A partir de datos y señalamientos como los registrados en este comentario, queda suficientemente en claro que no hay razones o motivos mayores (ni menores) para preocuparse por las características temporales del agua que ha estado proporcionando el Acueducto a la población de Álamos. Por lo demás, las precisiones y comentarios del alcalde Balderrama Cárdenas se explican con naturalidad y pertinencia reconocibles. No podía esperarse otra motivación de su parte, sabedor de la señera trascendencia social y existencial de una obra como la propia del Acueducto Macoyahui-Álamos, tan añorada por la comunidad.
De este modo, si no ha ocurrido ya, no debe pasar mucho tiempo para que tengan corrección plena las molestias o inconvenientes que trajo consigo la extraoficial puesta en funcionamiento del Acueducto. Así deberá haber ocurrido o tendrá que suceder. Una obra como la que se comenta hace notar un gran contenido comunitario por el beneficio que entraña. Todo lo que tenga que ver con la prestación de un servicio como el agua, tiene que ser reconocido y estimulado, sin apresurar juicios demoledores en contra.
Toda la lógica y el sentido común, aparte de la necesidad comunitaria que resolverá, están a favor de la hechura de una obra como el Acueducto Macoyahui-Álamos. Pronto empezarán a notarse los añorados beneficios por los que siempre clamó una población en casi permanente necesidad existencial por la falta de agua. Ese debió ser un terrible sufrimiento en colindancia con el martirio, dicho sea, sin ánimo de exagerar nada. Pero lo cierto es que la falta de agua en una comunidad es una de las carencias más terribles que podría ser invocada. Y en Álamos saben de eso, sin duda alguna.
armentabalderramagerardo@gmail.com