Aunque las vacunas parecen llevarnos lentamente hacia la salida de la pandemia, la realidad es que a estas alturas aún no dimensionamos todos los efectos sociales y económicos que dejará el Covid-19 a largo plazo, tanto en nuestro país y como en el planeta entero.
Por: Moisés Gómez Reyna
A decir de los expertos, uno de los golpes más devastadores de la pandemia lo recibió la educación, cuyas secuelas tardarán años en superarse.
De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, el covid causó en México un rezago que equivale a dos años de escolaridad, esto de acuerdo con la investigación “Educación en pandemia: los riesgos de las clases a distancia”, elaborada por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Esto se traduce en que antes de la pandemia los mexicanos alcanzaban en promedio aprendizajes correspondientes a tercero de secundaria, pero hoy su conocimiento llegará sólo al equivalente a primero de secundaria.
Además, alrededor de 628 mil jóvenes entre 6 y 17 años han interrumpido sus estudios debido a la crisis económica derivada de la pandemia, según cálculos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Una disminución de esta magnitud equivale a un retroceso de 13 años en el nivel de asistencia escolar de nuestro país.
El IMCO advierte que este rezago educativo puede tener consecuencias trascendentales para los trabajadores y la competitividad del país a mediano y largo plazo.
Por eso, este instituto analizó el impacto educativo de la pandemia sobre los efectos de las clases a distancia y sus consecuencias en la asistencia y el aprendizaje escolar.
Contar con una población menos educada, se traduce en tener una mano de obra con menos habilidades, lo cual tiene dos tipos de costos económicos:
1. A nivel individual, los trabajadores tendrán menor acceso a empleos mejor pagados. De acuerdo con el Banco Mundial, esto hará que el estudiante promedio pierda el 8% de su ingreso anual futuro, lo que equivale a un mes de salario al año por el resto de su vida productiva.
2. A nivel país, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que en los próximos 80 años este fenómeno le podría costar a México un monto acumulado de hasta 136% del Producto Interno Bruto (PIB) de 2019. Esto implicaría que nuestro país dejaría de producir hasta 1.7% del PIB cada año o lo que es un monto similar al gasto total ejercido por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 2019.
De no tomarse medidas claras y contundentes al regresar a las escuelas, las pérdidas de aprendizajes ponen en riesgo el futuro de una generación completa de mexicanos.
Cuando sea posible un regreso a clases seguro, debe ser vital recuperar las habilidades de los jóvenes, incluso esto tiene que ser el objetivo central de la respuesta educativa a la pandemia para evitar que los rezagos del aprendizaje se vuelvan permanentes y esto persiga a los alumnos de hoy cuando se incorporen al mercado de trabajo a futuro.
Para contrarrestar este difícil panorama, el IMCO propone las siguientes medidas:
a) Generar y publicar datos sobre el abandono escolar, la pérdida de aprendizajes y el bienestar de los alumnos tras la pandemia. Estos datos pueden obtenerse de pruebas estandarizadas y ser la guía que oriente a autoridades, directores y maestros para que diseñen planes que disminuyan el rezago educativo.
b) Es importante aprovechar las atribuciones en educación que tienen los estados para que éstos diseñen e implementen acciones locales para reincorporar a los alumnos que desertaron de la escuela durante la pandemia y compensar su rezago académico, ello mediante cursos de nivelación.
El reto es enorme y nada sencillo, pero los costos de no hacer nada son mayores, y sobretodo los terminarían pagando nuestros hijos y/o nietos.
Twitter: @GomezReyna