Don Toño se fue

“Estoy cansado de sobrevivir y de sentir la soga al cuello… amo a mi país, pero él, no me ama a mí”: Gerardo Enciso

Por: Jesús Huerta Suárez

A llegar a mi escritorio en el tercer piso del edificio del Ayuntamiento, en el departamento de Desarrollo Social, me encontré con la renuncia de don Antonio Rosas, quien tenía trabajando más de veinte años en esa área. Su renuncia me tomó por sorpresa, pues don Toño, como le decimos, era uno de mis más cercanos colaboradores, y el mejor de mis ayudantes. Se hacía uno con los problemas de la gente. Muchas veces lo encontraba llorando con ellos, pero siempre encontraba una respuesta prudente a las necesidades e inquietudes de las personas que por mares acudían a nuestra oficina.

No fue una buena noticia. Nunca me hubiera imaginado que quisiera renunciar; lo veía tan entusiasmando. Pero, sobre todo me preocupaba por él, pues sabía que no era un hombre que tuviera asegurado su futuro económico o que pudiera encontrar otro trabajo por la edad, así que de inmediato lo llamé a mi oficina y le pregunté la razón de su retirada; "Mire, -me dijo, sin verme a los ojos,- la única razón es que ya no aguanto más estar aquí. Los problemas parecen no tener fin. Toda esa gente que sufre, me conmueve, pero con el tiempo, mi alma y mi corazón se han ido haciendo fríos. Ya no quiero oír a tanta gente con tantos problemas… ahora, me he dado cuenta que el Gobierno no es el único culpable de todos los males del pueblo; ahora entiendo que es raro quien lucha por salir de su propia ignorancia o lucha por vencer la desidia; me queda muy claro que cada quien es responsables de sus desgracias. La mayoría no piensa en el gran compromiso que implica tener hijos; no sólo estoy hablando de amor, sino de lo económico, del seguro social, de la escuela, de darles un buen ejemplo, de enseñarles. Creo que por eso tienen tantos problemas y, a cómo veo, la realidad, no creo que las cosas en este país vayan a cambiar algún día. Los problemas seguirán creciendo y creciendo: las escuelas públicas no alcanzan para tanta gente y el nivel de la educación baje y baje; los ayuntamientos no tienen casi dinero más que para la raya. El Gobierno sólo piensa en darle a los pobres y no en generar la riqueza necesaria para que no haya a quien le falte, cuando menos, lo más esencial para sobrevivir.

Hay corrupción, y no somos muy eficientes. Siento que no tenemos una identidad; no estamos unidos; no sabemos para dónde vamos. Todos pelean contra todos; no limpiamos ni nuestra casa, pero eso sí, ahí estamos todo el día viendo pasar el tiempo; hablando de los demás y tragando porquerías; embriagándonos y poniéndonos hasta atrás para olvidar nuestra triste situación. No queremos estudiar, no le echamos ganas a la chamba y así nunca saldremos de este gran agujero que entre todos hemos hecho y que llamamos patria; es por eso que ya me voy. Ya estoy cansado de vivir sus problemas y de sólo estar tapando hoyos", dijo don Toño, mientras se levantaba y daba media vuelta.

Venga acá, don Antonio, le dije, y le di un fuerte abrazo. Aquí estarán siempre las puertas abiertas para usted. Me dio las gracias y se fue cabizbajo.

Para el otro día ya tenía a alguien ocupando su lugar y una larga fila de personas esperando su turno para ser atendidos.

Jesushuerta3000@hotmail.com