Aumento presupuestal
Por: Gerardo Armenta
Sin duda el aviso fue recibido en Cajeme con explicable beneplácito y parabienes sobrados por sus diversos sectores...quizá menos uno. El miércoles anterior, como bien se sabe en estas alturas, se dio a conocer una rectificación sobre el monto del presupuesto adjudicado al municipio desde la capital sonorense.
El jueves, sin embargo, se produjo una insólita aclaración o rectificación. La trama a que se alude empezó cuando el organismo empresarial y social denominado Cajeme Unido, avisó, sin mediación municipal, que Cajeme recibirá el año entrante un total de 305.9 millones de pesos para obras por parte del gobierno estatal.
Con la buena nueva de Cajeme Unido se modificó sustancialmente el monto original de 75.9 millones de pesos que se había marcado como presupuesto municipal venidero. La verdad es que, entre las dos cantidades monetarias que se citan, hay prácticamente un mundo de diferencia. Por ello, en un comunicado que dieron a conocer, los organismos empresariales de Cajeme, se congratularon por el hecho de que su municipio pasó de ser el número cinco en, cuanto a recursos estatales, al número dos de esta lista.
Es obvio que no podía ser de otra manera, en tanto que Cajeme es el segundo municipio más importante de Sonora, sin hacer menos a ningún otro más, dicho sea con respeto y aprecio. El problema es que, como se habrá advertido, en esta trama que se comenta no ha aparecido hasta ahora el alcalde de cajemense Javier Lamarque Cano, cuando lo usual habría sido que estuviera en el aviso hecho por los voceros de Cajeme Unido.
No se trata, porque no es el caso, de amarrar navajas, pero, lo que sea de cada quien, sí llamó mucho la atención la ausencia del alcalde cajemense en los pormenores que se comentan. Por supuesto que nada de lo ocurrido le quita importancia o relevancia a la gestión particular o directa llevada a cabo por Cajeme Unido a favor de modificar el desproporcionado trato monetario que se les había asignado en el presupuesto estatal venidero, y anunciar el benéfico cambio respectivo que había logrado la gestión del propio organismo. Por lo demás, era hasta natural que lo hiciera.
Sin embargo, las cosas no pararon allí, aparte de que realmente en términos políticos (o como se quieran denominar) no podían quedar así. Y es que, sea cual sea la óptica con que se quieran ver o examinar los hechos que se comentan, la verdad es que de buenas a primeras llamó la atención la ausencia del alcalde Lamarque Cano en el evento de la extraordinaria noticia proporcionada directamente por Cajeme Unido.
Y, como era de esperarse, el munícipe tomó la palabra después para, por ejemplo, dejar en claro que "en Cajeme hay presidente municipal de a de veras, que pelea por los recursos para obra pública de sus representados". Y luego advirtió que no permitirá que se le suplante en lo que es su responsabilidad al frente del municipio. E hizo ver que fue él, y no las presiones de algún grupo, lo que hizo que se obtuvieran recursos adicionales a los 75 millones de pesos que venían en el esquema de presupuesto original.
Lamarque Cano dijo que no es ético que algún grupo quiera "colgarse la medallita" de conseguir más recursos para el presupuesto destinado a obras. También dijo que espera que no haya un trasfondo político en el tema.
Ciertamente, algo como esto último es lo que cabría esperar no ocurriera, simple y llanamente por el bien de Cajeme, un municipio merecedor de muchísima mejor suerte que la que presenta hoy por hoy en el ámbito de su convivencia rutinaria, puesta en riesgo todos los días por el germen de la violencia desatada quizá un tanto increíblemente.
Por eso, en el tema original que se comenta en este espacio, tiene que ser positivo que, más allá del diferendo sobre quién haya hecho el anuncio sobre el aumento presupuestal para el municipio, lo importante será que no se pierdan rumbo y ánimo en el propósito de restaurar la antaño envidiable fisonomía urbana de Ciudad Obregón.
Obviamente tampoco ha de ser procedente que se pierda la exigencia de que retorne la tranquilidad al municipio. Por lo demás, una polémica como la que recién acaba de ocurrir (y que puede seguir ocurriendo) debe ser vista como positiva y necesaria. Un diferendo como el descrito hay que verlo precisamente como eso: un diferendo.
armentabalderramagerardo@gmail.com