La desigualdad también aumentó; la caída de los salarios reales por la alta inflación es un mal presagio para lograr una recuperación sostenida
Por: Moisés Gómez Reyna
Todas las expectativas para este año apuntan en una sola dirección: La desaceleración de la economía nacional e internacional. Como resultado, es previsible un incremento del desempleo.
De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe "Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2024", espera que dos millones de trabajadores se sumen a la desocupación este año, lo que elevaría la tasa de desempleo mundial a 5.2%, arriba del 5.1% de 2023.
El documento destaca que, aunque hasta ahora los mercados laborales han mostrado gran resiliencia frente al deterioro de las condiciones económicas, la recuperación postpandemia sigue siendo desigual, ya que han surgido nuevas vulnerabilidades.
Si bien desempleo ha caído por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, la desocupación mundial subirá, al igual que las desigualdades, además de que habrá un estancamiento de la productividad, apunta el estudio.
La OIT explica que las diferencias entre los países de renta alta y baja se mantienen y cita que mientras la tasa de desempleo en 2023 fue del 4.5% en los países de renta alta, en el caso de los de ingresos bajos fue del 5.7%.
El reporte advierte que la pobreza de los trabajadores persistirá y expone que, pese a la disminución que registró después de 2020, el número de trabajadores en situación de pobreza extrema -es decir, que ganan menos de 2.15 dólares (37 pesos) por persona al día -, aumentó en cerca de un millón en 2023.
En tanto que los trabajadores en situación de pobreza moderada -los que ganan menos de 3.65 dólares (63 pesos) por persona al día-, subió en 8.4 millones en el mismo año.
Los datos muestran que la desigualdad de ingresos también se ha incrementado, y la caída de los salarios reales por la alta inflación es un mal presagio para lograr una recuperación económica más sostenida.
La agencia también proyecta que las tasas de trabajo informal permanezcan sin cambio en 2024, representando alrededor del 58% de la mano de obra mundial, mientras en México es del 55%.
Por otra parte, detalla que la participación de las mujeres se ha recuperado rápidamente tras la pandemia, aunque aún hay una notable brecha de género, especialmente en los países emergentes y en desarrollo como es el caso del nuestro.
Sobre las tasas de desempleo juvenil, señala el informe, la cantidad de personas que no estudian, trabajan o reciben formación, sigue siendo alta, especialmente entre las mujeres jóvenes, lo que supone un gran reto para las perspectivas de empleo a largo plazo.
Respecto a América Latina y el Caribe, el estudio reporta que las tasas de empleo no han vuelto del todo a los niveles anteriores a la pandemia, aunque sí se ha reducido la brecha de género, con la tasa de participación de las mujeres casi igual a la previa al COVID 19.
La creación de empleo contribuyó a reducir la tasa de desempleo en la región, pero las perspectivas son débiles, argumenta la OIT y precisa que la desocupación llegó a 6.2% en 2023, por debajo del 8% de 2019.
Para 2024, la agencia estima que el desempleo se mantendrá en torno al 6%, igual que en 2025, debido a la desaceleración de la economía, lo que impediría la generación de mayores puestos de trabajo.
La desocupación más elevada se registraría entre los jóvenes, que ya en 2023 alcanzó un 13.6% en la región y seguiría aumentando marginalmente hasta 2025, alerta la OIT.
Definitivamente, el panorama del empleo para este 2024 pinta difícil y, por ello, en nuestro país se requieren de ideas frescas, potentes y disruptivas, en especial para brindar empleos mejor remunerados a los jóvenes y reducir la enorme informalidad que impera en el mercado laboral.
Twitter: @gomezreyna