Debe haber una nueva agricultura

Aunque se puede argumentar que se practica la actividad por la disponibilidad de agua de pozos, esta no es suficiente para el consumo de una región

Por: Mario Saucedo Gómez

Puede ser que ya hayan pasado muchas siembras agrícolas desde que la demanda por lograr la autosuficiencia alimentaria se constituyó como una necesidad nacional.

Hasta hoy, este propósito no se ha logrado por diversas circunstancias, de las cuales han surgido bastantes conceptos de discusión a lo largo del tiempo, pero al final no se ha concretado.

A pesar de ser un objetivo constante de los diferentes gobiernos federales que han dirigido al país, en sus distintos sexenios y pese a sus planteamientos, no han logrado avanzar en esta necesidad.

Parecería, con el paso del tiempo, que es mejor comprar al exterior que impulsar la producción nacional, a pesar de que en el país sobran terrenos para hacerlo y productores dispuestos.

Como ha transcurrido tanto tiempo desde que se planteó la necesidad de la autosuficiencia alimentaria, han surgido muchas variables que dificultan aún más su logro.

La disponibilidad de agua lo hace más complicado, ya que el cambio climático sigue avanzando, y sin este recurso natural, no hay producción.

Aunque se puede argumentar que se practica la agricultura gracias a la disponibilidad de agua proveniente de los pozos, esta cantidad no es suficiente para abastecer el consumo de una región.

Otro problema recurrente ha sido la comercialización, que ahora afecta con más fuerza, ya que las condiciones para el desplazamiento de la producción han cambiado desde la implementación del Tratado de Libre Comercio.

Esto ha provocado que los productos agrícolas extranjeros lleguen en mayores volúmenes a México. Un claro ejemplo es el maíz amarillo.

Si no existe un cambio benéfico en la política agrícola nacional, con el tiempo, los volúmenes de importación de productos agrícolas seguirán aumentando.

El modelo de producción debe estar perfectamente dirigido hacia la autosuficiencia alimentaria en todos los productos esenciales de la canasta básica nacional.

Para lograrlo, es necesario modificar el modelo que el Gobierno federal ha utilizado de manera continua para la producción agrícola, donde la protección a la agricultura nacional debe ser una prioridad.

La producción de alimentos debe ser considerada un asunto de seguridad nacional, y el plan debe contemplar la creación de un nuevo modelo de producción agrícola, con miras a alcanzar la autosuficiencia.

Es posible evaluar que gran parte de lo que se compra en el exterior puede producirse nacionalmente, considerando que existen regiones en el país con gran capacidad y experiencia productiva.

Sin embargo, debe haber un propósito bien establecido para evitar los contratiempos que han frenado el avance agrícola a lo largo del tiempo.

Este objetivo debe marcar el inicio de una nueva forma de hacer agricultura en México, con prioridades definidas y respaldadas.

Los insumos para la producción, las herramientas, el financiamiento y la comercialización deben estar plenamente establecidos, sin obstáculos ni demoras, para alcanzar la meta.

Además, se debe contar con todos los organismos oficiales de apoyo productivo, como ocurre en cualquier economía del mundo que logra la autosuficiencia alimentaria y deja de ser sólo una intención.

DEL ESCRITORIO

Desde que hay trabajadores mexicanos en Estados Unidos, han existido las remesas que envían a sus familiares en diferentes estados de México.

El hecho de que se les quiera aplicar un impuesto del 3.5% representa una doble tributación, pues las autoridades estadounidenses ya gravan estos envíos.

Este dinero, quiérase o no, apoya el consumo interno, y lo mínimo que se debe buscar es evitar la aplicación de este impuesto.

La relación constante entre universidades y el sector privado en cualquier región del país contribuye a alcanzar objetivos que pueden transformar la economía local.

Es difícil encontrar una economía en el mundo que funcione perfectamente como se quisiera, especialmente ahora que las decisiones del país líder cambian de un día para otro.

Los indicadores económicos en movimiento forman parte de la nueva normalidad.