David contra Goliat

Por: Eduardo Sánchez

En la lucha contra el crimen organizado, el gobierno mexicano pudiera parecerse al personaje bíblico David, quien con solo una piedra colocada en su honda, derribó al gigante Goliat.

Ya en los tiempos contemporáneos, podría ser la pelea del pasado sábado, entre Andy Ruiz Jr., el Rocky mexicano, como Silvester Stallone le llamó en redes sociales, y que esa noche dio una de las mayores sorpresas en el boxeo mundial contra el británico Anthony Joshua, un gigante de 1.98 metros.

En el mundo de las apuestas, que estaban al menos 30 a 1 en contra del mexicano-estadounidense, las lágrimas han de haber llegado justo en el séptimo round, cuando el réferi decretó que el británico, aún con su aureola de invicto y en posesión de cuatro cinturones de campeón de los pesos pesados de cuatro asociaciones (IBO, WBA, IBF y WBO), estaba recibiendo una paliza de manos de quien nadie esperaba se convirtiera en el primer mexicano en ser campeón del mundo en esa división.

En definitiva, sean historias o sean realidad, lo cierto es que muchas veces no es el más grande el que triunfa sino el costal de mañas para hacerlo caer.

Hay un dicho mexicano en el sentido de que "no hay chapo que no haga daño" y bien puede ser esa garra interna de quienes habitamos ese país lo que nos haga salir adelante en medio de los obstáculos que la vida y el entorno nos ponen enfrente.

Ante el crimen organizado, hay una batalla desigual. El gobierno capta en pesos, pero los malosos en dólares y eso les da fortaleza económica para la adquisición de mejor armamento para sus sicarios, en tanto que a los policías mexicanos a veces se les habilita con pistolas cuyas balas tienen que ser "fabricadas" en las mismas corporaciones.

De ese tamaño, la brecha entre el poder de uno y otro bando, solamente que en este caso el gobierno tiene el sartén por el mango porque cuenta con el respaldo de la mayoría de los ciudadanos para que se enfrente con valentía a los delincuentes.

Nada sería mejor que ver en la lona a quienes con balas o con drogas están destruyendo a la juventud.

Imaginemos por unos momentos que nuestros hijos puedan salir en las noches a pasear con toda la tranquilidad del mundo, sin que a sus padres les quede ese temor a que se encuentren en el lugar y momento equivocado y una bala perdida les trunque sus sueños y esperanzas.

O recuperar aquel Cajeme en el que las familias podían dormir fuera de sus casas en catres (hoy ni el calor lo permite, menos los ladrones) sin miedo a que alguien desvalije el patrimonio que con tanto esfuerzo se ha logrado adquirir.

Pero, de que se puede, se puede. Todo es cuestión de entrar todos con valentía a detener el avance de los malos. Y no con armas sino con honestidad y espíritu cívico.

Hoy existen muchas maneras de denunciar desde el anonimato a quienes se ven sospechosos en la casa contigua o en la colonia.

Así como hubo un empleado de esta ciudad capaz de denunciar la irregularidad de la empresa que en un camión tenía almacenado dinero y armas, así se puede hoy hablar con las autoridades sin que haya temor a las represalias.

Claro que se puede vencer al crimen. Si como sociedad hacemos nuestra parte y las autoridades la suya, sobre todo sacando de sus filas a los que están ligados con el narco, se podrá vencer este mal que hoy parece un gigante invencible.

Retomemos la confianza y el valor de Andy Ruiz Jr. y de David para vencer a Goliat. El futuro de las nuevas generaciones así lo espera.
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