Crisis en lengua mayo

Sólo adultos la hablan

Por: Gerardo Armenta

El dato siguiente llama la atención por sí solo: apenas un 35 por ciento de la población de la población de la etnia mayo habla la denominada lengua materna. He aquí una estadística en la que debe ser propio reparar.  Pero a la que habría que hacerle un significativo agregado. Este tiene que ver con el hecho de que prácticamente sólo las personas mayores son las que en ese conglomerado utilizan la lengua tradicional.

Se trata de personas cuya edad frisa entre los 40 y 80 años o más. Una circunstancia como la descrita ha llevado al riesgo de que la lengua mayo podría estar en riesgo de desaparecer. El problema, entre los varios que nutren un esquema como el descrito, es que, como se sabe, la Etnia Mayo es una de las más grandes e importantes de las que existen en Sonora. Se estima que su población es superior a las 70 mil personas. Datos como los anteriores figuraron en un trabajo presentado por Diario del Mayo este fin de semana.

De este modo, llamó la atención enterarse de que, por ejemplo, y por diversas causas, los niños y jóvenes mayos ya no utilizan el habla de sus mayores. Esta es una tendencia preocupante, según remarcó el trabajo periodístico a que se alude. Por eso, "si no se asume este reto, si no hacemos pronto cosas concretas para que nuestro idioma florezca, dentro de 30 a 40 años ya nadie la hablará". Este sombrío vaticinio fue formulado por Zacarías Neyoy Yocupicio, un reconocido maestro de educación indígena.

De suyo no se advierte mayor asomo de exageración en los alcances del pronóstico anterior. Y es que realmente lo que para bien o para mal se entiende como modernidad, le está dando al traste a conductas y tradiciones que no sólo es posible ubicar en el ámbito indígena. No es que tal modernidad (científica, tecnológica, cultural) deba ser vista como mala o perniciosa por definición. Por supuesto que no. Sería un error utilizar esta apreciación para calificarla y remitirla a una condena eterna e inmediato rechazo.

Pensar siquiera en esa torpe eventualidad puede ser igual al principio que postula que en ocasiones el remedio puede salir peor que la enfermedad. Y no se trata de eso. Aunque en el caso que abordamos debe ser preciso no perder de vista ciertas singularidades que ayudan a la comprensión del problema. El maestro Neyoy Yocupicio ayuda mucho en este sentido, cuando, por ejemplo, postula que se requiere dar una mayor difusión a la lengua indígena en todos los espacios posibles, tanto públicos como privados. Esto con el fin de que, a través de la visualización, la niñez y la juventud indígenas se vayan apropiando de la lengua y que los mayores, que son los hablantes, hagan una conciencia lingüística más profunda.

Pero es preciso todavía hacer más al respecto, como puede ser obvio inferirlo. En este sentido, Neyoy Yocupicio también expuso que un factor que ha influido en el problema es la creencia de que, quien habla una lengua yoreme, es víctima de discriminación y cierre de espacios y oportunidades. Puso el ejemplo de sus abuelos y tatarabuelos quienes, dijo, vivieron un proceso de discriminación muy grande por ser hablantes de la lengua. Y reconoció que él también en lo personal ha pasado por esa misma discriminación.

Empero, definió que "hay personas que superamos eso, a base de lucha, resistencia y tener las raíces fuertes". Es útil e interesante saber o escuchar de planteamientos como los anteriores. Si bien debe ser difícil llevarlos a la práctica. Y no tanto por falta de voluntad o anhelos. Sino más bien por la existencia alrededor de la cultura propia de la Etnia Mayo de actitudes de rechazo o insolencia incomprensibles en un tiempo como el de hoy.

En un contexto como el anterior, es de tomarse en cuenta la evidencia de que la lengua fundamental de los mayos esté en riesgo de quedarse sin parlantes suyos, propios, que incluso resulten útiles para extender el uso de su idioma original. Tiempos como los de hoy quizá no faculten mucho la hechura de un ejercicio de esa naturaleza. Quedó dicho, renglones arriba, que niños y jóvenes de la Etnia Mayo no están usando su propia y ancestral manera de expresión. Tal es un signo de una época como la que está en curso.

Por eso la importancia de que modos de ser étnicos fieles a su esencia y tradición no se pierdan irreversiblemente en el estridente ruido de tiempos como los de hoy. Convendría no perder de vista una aspiración de tal magnitud...

armentabalderramagerardo@gmail.com