Con el santo volteado

Esta expresión ejemplifica una poca o mucha mala suerte personal. Es el caso, por ejemplo, de los gobernadores priistas de Durango y Coahuila...

Por: Gerardo Armenta

A veces ciertos políticos suelen traer el santo volteado. Esta expresión ejemplifica una poca o mucha mala suerte personal. Es el caso, por ejemplo, de los gobernadores priistas de Durango y Coahuila, es decir, Esteban Villegas y Manolo Jiménez Salinas, respectivamente. 

En un reciente evento encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, esos gobernadores fueron abucheados por el respetable en un evento celebrado en Lerdo, Durango. La cosa debió ser tan intensa (o la rechifla) que López Obrador tuvo que intervenir en defensa de los aludidos y señalar que el proceso electoral ya pasó, por lo que hizo un llamado a la unidad.

Mientras tanto, en otro pasaje distinto, al gobernador de Guanajuato no le fue mejor. Y es que estando en su rancho de León, igualmente la semana anterior, Diego Sinhue Rodríguez se cayó de un caballo y…se fracturó dos costillas. Así nada más. En una ocasión anterior (por allá en 2019), el mismo personaje tuvo un percance en una cuatrimoto y resultó con fractura en tres dedos de la mano izquierda. Ojalá que a este personaje no se le ocurra el día de mañana subirse a tripular un patín del diablo. No vaya a ser la de malas.

Quisimos compartir con la lectoría el anterior rosario de cosas más o menos curiosas. Pero lo que sigue no es precisamente curioso, sino quizá un tanto dramático para sus protagonistas inmediatos y seguidores, si es que al final hay un recuento de ellos, lo que debe ser cierto. Para ello debe decirse que Jesús Zambrano (conocido del respetable por su liderazgo en el Partido de la Revolución Democrática) escribe una columna periodística titulada Entrevías.

Es una buena columna, lo que sea de cada quien. El caso es que, en la más reciente, tras una serie de reflexiones sobre el proceso electoral reciente, Zambrano reconoce que, lo que denomina el ciclo del PRD, que ya se venía cerrando, se agotó tan drásticamente que “hasta nos encontramos en el riesgo de perder el registro legal al no haber alcanzado el 3% de la votación válida emitida”.

Reconoció, empero, que a pesar de lo anterior siguen dando la batalla jurídica, “porque esto no se acaba hasta que no se acaba”. (Yogi Berra no sólo fue un magnífico receptor de los Yankees de Nueva York en una época de gran esplendor profesional para el béisbol. También fue una especie de simpático campeón de la obviedad práctica o gramatical. Prueba de ello es la muestra anterior que alude a lo que se acaba cuando tiene que acabarse).

Al PRD entonces ya le tocaba terminar sus días o pasar a mejor vida. Zambrano habla en su columna de reinventarse y de ir al encuentro de todos los liderazgos y fuerzas importantes de la sociedad con quienes coinciden. A su entender, se trataría de crear una nueva fuerza política progresista de corte socialdemócrata.

Por lo visto, el todavía dirigente perredista está pensando en todo. Explica, por ejemplo, que desde el PRD tendrían estados con registros locales y muchos miles de compañeras y compañeros en todo el país, “lo cual constituye un capital humano y político invaluable”. Zambrano, como queda de manifiesto, no da su brazo a torcer.

En síntesis, señaló que, de llegar a perder el actual registro que tienen, trabajarán por el reconocimiento legal de un nuevo partido, con un nuevo nombre, dejando atrás prácticas y vicios que provocaron los resultados que se comentan. Tales son, entonces, los planes, intenciones o propósitos del mando perredista que fue. Sí se advierte claro que ya se hizo conciencia de que efectivamente la desaparición del PRD es un hecho real que no admite mayores lecturas.

Es muy probable que sólo un milagro político (de esos muy complicados por lo que casi ya no ocurren) salvaría al PRD del destino que le aguarda tras la reciente elección. Mientras tanto, es obvio que el PRI y el PAN no están en mejores condiciones de vida. La crisis política también terminó por alcanzarlos. Quizá no están en la misma condición cadavérica del PRI. Pero de todas maneras resulta igualmente notorio que sus quebrantos existenciales de hoy no son menores o irrelevantes.

Es propio asumir que nunca dejará de llamar la atención que partidos como los anotados terminaron por desfigurarse frente al electorado o la ciudadanía. Los hechos están allí. E insístase: están donde están para el asombro de propios y extraños. En efecto…

armentabalderramagerardo@gmail.com